Gaba Romualdo|NORMALIDAD
... ¿Las personas normales, son mejores?
¿son perfectas?
¿Hay personas con niveles de normalidad en todos sentidos?
¿Pueden pincharte un brazo, analizar tu sangre, y decir que eres normal? ¿O que no lo eres, en el más desgraciado de los casos?
Pero todo el pasado orden, toda aquella normalidad de la que tanto se espera el regreso, no es otra, que tener de vuelta el lunes a viernes, enero-diciembre, con un calendario bien señalado con todo aquello que vamos a hacer durante el año, esas veinticuatro horas diarias, que siempre nos quedan debiendo tiempo para nosotros mismos. La ansiada normalidad, es volver a las prisas, a la demandante rutina del trabajo, al látigo categórico del reloj, al estrépito del despertador que puntualmente cada mañana les ha de sacar de un buen sueño. Digo ―les‖ porque habemos quienes estamos presenciando esta especie de cuarentena, desde la trinchera de siempre, el trabajo, porque sí, a todas luces se puede ver, que habemos quienes una parte de la normalidad que tanto se ansía, no la hemos perdido. El reloj despertador nos sigue taladrando los oídos muy temprano en la mañana, solo que mientras nos desayunamos un buen plato de cereal con leche, en el noticiero se habla de muy pocas cosas además de la pandemia y sus aparentes víctimas. En las redes sociales, está lloviendo a cántaros noticias falsas y otras ―verdaderas‖ que nos mantienen al filo de la pantalla del teléfono celular. ―La normalidad‖ que queremos, ¿es normal? ¿Era normal?...
Gaba Romualdo
Columnista Periódico poético
¿son perfectas?
¿Hay personas con niveles de normalidad en todos sentidos?
¿Pueden pincharte un brazo, analizar tu sangre, y decir que eres normal? ¿O que no lo eres, en el más desgraciado de los casos?
Pero todo el pasado orden, toda aquella normalidad de la que tanto se espera el regreso, no es otra, que tener de vuelta el lunes a viernes, enero-diciembre, con un calendario bien señalado con todo aquello que vamos a hacer durante el año, esas veinticuatro horas diarias, que siempre nos quedan debiendo tiempo para nosotros mismos. La ansiada normalidad, es volver a las prisas, a la demandante rutina del trabajo, al látigo categórico del reloj, al estrépito del despertador que puntualmente cada mañana les ha de sacar de un buen sueño. Digo ―les‖ porque habemos quienes estamos presenciando esta especie de cuarentena, desde la trinchera de siempre, el trabajo, porque sí, a todas luces se puede ver, que habemos quienes una parte de la normalidad que tanto se ansía, no la hemos perdido. El reloj despertador nos sigue taladrando los oídos muy temprano en la mañana, solo que mientras nos desayunamos un buen plato de cereal con leche, en el noticiero se habla de muy pocas cosas además de la pandemia y sus aparentes víctimas. En las redes sociales, está lloviendo a cántaros noticias falsas y otras ―verdaderas‖ que nos mantienen al filo de la pantalla del teléfono celular. ―La normalidad‖ que queremos, ¿es normal? ¿Era normal?...
Gaba Romualdo
Columnista Periódico poético
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