Fantasmas | ensayo de Iván Ortiz
FANTASMAS.
Ensayo exprés sobre seres ultra
dimensionales.
En
la prepotencia y el estratosférico orgullo del ser humano, hemos relegado a las
hormigas y demás insectos como seres de los cuales no merecen ningún tipo de
atención, más allá de la mera observación y la experimentación en sus cuerpos,
tratando de entender cómo es que funcionan ellos, como colmenas e
individualmente. Nosotros, que somos apenas diferentes de ellos, no logramos
entender el cien por ciento de nuestro funcionamiento cerebral y hay
situaciones que aun resultan de cierta forma escalofriantes a nuestro
entendimiento
Hagamos
un ejercicio rápido: Mueve cualquier parte de tu cuerpo, levanta tu mano o
simplemente mueve un dedo, o incluso los ojos hacia otro lado más allá de esta
página. ¿Listo? A la par que mis dedos reciben órdenes del cerebro para moverse
sobre las teclas del teclado en el que escribo esto, así como tú mueves “a
voluntad” tus extremidades, tu cerebro ya sabía que ibas a darle dicha orden,
incluso antes de que la procesaras o siquiera pensaras en moverte. ¿Cómo ocurre
eso? No hay ninguna explicación posible aún.
Desde que nacemos, nuestras percepciones del
mundo se van adaptando a nuestro entorno, nuestros sentidos se van educando
poco a poco a las maneras en que las vibraciones llegan a nosotros en forma de
sonidos, en descomponer la luz en los espectros necesarios para la
supervivencia, porque todo se reduce, básicamente, a un tema evolutivo que
protege a la raza humana.
Pero, ¿qué hay de los fantasmas y del “sexto
sentido”? Para tratar de entender esto, hablemos un poco de dimensiones,
tomando el ejemplo del científico Carl Sagan. Imaginemos un mundo plano, lo
llamaremos “Planolandia”, (fig.1) sin un eje z que defina el arriba o el abajo,
únicamente con ejes que llamaremos Y y X (no, no nos vamos a poner taaan
matemáticos, no te vayas). y supongamos que en nuestro mundo plano, existen
seres igualmente planos que no tienen consciencia de un arriba o un abajo,
únicamente conocen sus ejes planos y el arriba o abajo es únicamente un
imaginario para los científicos de Planolandia.
Ahora, supongamos que un ser de tres
dimensiones, un cubo en este caso, llega de algún modo de otra dimensión en la
que sí existe un arriba y un abajo, y quiere hacer contacto con nuestros amigos
de Planolandia, Cubo (Fig.2), les habla, pero ellos sienten que la voz que
escuchan proviene desde adentro de sus cabezas, recordemos que no hay arriba
(donde está Cubo) ni un abajo, por lo tanto, todo resuena en sus cabezas y
paredes, entonces, Cubo decide hacer contacto directo con ellos y decide bajar
a su plano.
El
cubo, para nuestros amigos planos, se presentaría como un simple cuadrado que
aparece de repente en su mundo porque su percepción de leyes físicas únicamente
corresponde a sus planos Y y X, no al plano Z que sí percibe nuestro amigo Cubo
(Fig.3). El impacto para nuestros amigos de Planolandia sería enorme, ¿Cómo un
ser apareció y desapareció de la nada en su plano? ¿De dónde viene? ¿A dónde va
cuando no está aquí?
Desde
que tenemos conocimiento sobre lo que llamamos “consciencia” el ser humano ha
tratado de explicar qué es exactamente.
Imaginemos
que nosotros, en el mundo que percibimos como tridimensional, somos iguales a
nuestros amigos de Planolandia, y únicamente tenemos consciencia sobre estos
tres ejes en que nos movemos, pero, ¿cuál sería para nosotros el equivalente al
Cubo que se presentó a nuestros amigos planos? Tal vez, en nuestro afán por
explicar cosas que no comprendemos, llamamos a nuestros cubos Fantasmas.
En
el ejemplo anterior, sería físicamente posible que Cubo (o nuestros fantasmas)
interactuara directamente con los seres de Planolandia, puesto que, al ser un
ser tridimensional, una de ellas de cierta forma se cancela para poder hacer
contacto con nuestros amigos planos en su forma física de dos dimensiones.
¿Y
si lo que llamamos fantasmas son en realidad seres de la cuarta dimensión? Considerando que el ser humano tiene un
espectro de visión y audición muy limitados, en comparación con otros animales,
como los perros y gatos que ven y escuchan en frecuencias inimaginables para
nosotros.
Aun
nos hace falta demasiada tecnología y entendimiento de nuestro entorno para
saber qué es lo que hay mas allá de lo que no vemos, tal vez, con el tiempo,
entendamos del todo la aparición del universo, y, las teorías que hablan sobre
viajeros en el tiempo, o que los extraterrestres somos en realidad nosotros,
pero de un tiempo distinto, o que los fantasmas son en realidad seres de una
dimensión más allá de la que percibimos, no serán inventos de locos y podrán ser
probadas con hechos científicos, dejando a la ciencia ficción como un mero
reflejo de lo que nos espera como especie.
Tal
vez, más adelante, sea alguno de nosotros que repita, como Galileo, cuando lo
tacharon de blasfemo y loco por afirmar que el planeta tierra no era el centro
del universo y que, además, éste último se movía, y tuvo que pagar penitencia
sobre sus afirmaciones: “Sin embargo, se mueve”.
Iván Ortiz. Nacido cáncer en Acapulco en 1995 y radicado
toda la vida en el puerto. Adorador de Juan Rulfo y los michis, lector
empedernido de poesía tropical, amante del terror, la fotografía, el arte, las
luchas, las cumbias, el chilate el bolillo con relleno y las enchiladas verdes
con arto queso.
Colaborador como fotógrafo, escritor y reportero en el
medio digital dedicado a la difusión cultural ADN Cultura. Colaborador como
fotógrafo en la Revista Reverberante. Con obra publicada en el Fanzine
literario “De las ruinas del DeEfe. No1”, “Materia escrita, No 8”,
"La Pinche Revista, No 8", La antología de "Red de Letras
2019", La antología "Flores De Vacío" y "Revista El Almacén
No.2 (Perú)". Tomó los talleres de Creación Literaria “Red de Letras 2019”
impartido por Edgar Pérez, Lauri García, Myriam Orva y Ángel Vargas. Taller de
Ensayo literario “Acapulco en su tinta 2019” impartido por Ingrid Solana,
Taller de Fotografía impartido por Eric Alvarado y Taller de Introducción al
cine documental impartido por Clemen Villamizar.
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