EL SIGNIFICADO DE (NO) SER MUCHOS
RÉQUIEM DE LA MARIPOSA: GONZALO ROJAS
De repente estamos aqui, de repente no estamos.
Nos dan esto, nos arrancan esto. Y aullamos.
Aullamos elegias para qué.
Gonzalo Rojas (1916-2011) es considerado uno de los poetas chilenos más influyentes de las últimas décadas, con numerosos premios recibidos, entre ellos, el Premio Reina Sofía de España y el Premio Nacional de Literatura en Chile, ambos en 1992; el Primer Premio José Hernández y el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en México, ambos en 1998; y el Premio Miguel de Cervantes, máximo galardón de las letras hispánicas, en el año 2003.
En su libro Réquiem de la mariposa (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos-DIBAM, Santiago, 2001. Fotografías de Mariana Matthews y Claudio Bertoni) se muestra una noción de la vida como algo cuya esencia no puede ser capturada de ninguna forma por el ser humano. Entrega diferentes visiones de la muerte materializada en seres queridos. Su naturaleza esporádica concluye con la muerte que se presenta sin previo aviso para la humanidad. La muerte como el despojamiento de la exterioridad, la búsqueda del origen, de la vuelta al polvo sagrado.
Es un hecho que la lectura de estos poemas entregarán una visión ilusoriamente totalizadora de un tema recurrente, en su creación poética, que se enlaza naturalmente con lo erótico, lo sagrado y con lo misterioso; es un estallido que fulmina.
En Periódico Poético te compartimos una breve selección de poemas del libro Réquiem de la mariposa, del escritor chileno Gonzalo Rojas.
1
CARBÓN
Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir
mi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho,
lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces
cuando el viento y la lluvia me mecían, lo siento
como una artería más entre mis sienes y mi almohada.
Es él. Está lloviendo.
Es él. Mi padre viene mojado. Es un olor
a caballo mojado. Es Juan Antonio
Rojas sobre un caballo atravesando un río.
No hay novedad. La noche torrencial se derrumba
como mina inundada, y un rayo la estremece.
Madre, ya va a llegar: abramos el portón,
dame esa luz, yo quiero recibirlo
antes que mis hermanos. Déjame que le lleve un buen vaso de vino
para que se reponga, y me estreche en un beso,
y me clave las púas de su barba.
Ahí viene el hombre, ahí viene
embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso
contra la explotación, muerto de hambre, allí viene
debajo de su poncho de Castilla.
Ah, minero inmortal, ésta es tu casa
de roble, que tú mismo construiste. Adelante:
te he venido a esperar, yo soy el séptimo
de tus hijos. N o importa
que hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años,
que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto,
porque tú y ella estáis multiplicados. No
importa que la noche nos haya sido negra
por igual a 1os dos.
-Pasa, no estés ahí
mirándome, sin verme, debajo de la lluvia.
** * * * **
3
TRANSTIERRO
1
Miro el aire en el aire, pasarán
estos años cuántos de viento sucio
debajo del párpado cuántos
del exilio,
2
comeré tierra
de la Tierra bajo las tablas
del cemento, me haré ojo,
oleaje me haré
3
parado
en la roca de la identidad, este
hueso y no otro me haré, esta
música mía córnea
4
por hueca.
Parto
soy, parto seré.
Parto, parto, parto.
** * * * **
16
LA PIEDRA
Por culpa de nadie habrá llorado esta piedra.
Habrá dormido en lo aciago
de su madre esta piedra
precipicia por
unimiento cerebral
a1 ritmo
de donde vino llameada
y apagada, habrá visto
lo no visto con
1os otros ojos de la música, y
así, con mansedumbre, acostándose
en la fragilidad de lo informe, seca
la opaca habráse anoche sin
ruido de albatros contra la cerrazón
ido.
Vacilado no habrá por esta decisión
de la imperfección de su figura que por oscura no vio nunca nadie
porque nadie las ve nunca a esas piedras que son de nadie
en la excrecencia de una opacidad
que más bien las enfría ahí al tacto como nubes
neutras, amorfas, sin lo airoso
del mármol ni lo lujoso
de la turquesa, ¡tan ambiguas
si se quiere pero por eso mismo tan próximas!
No, vacilado no; habrá salido
por demás intacta con su traza ferruginosa
y celestial, le habrá a lo sumo dicho al árbol: -Adiós
árbol que me diste sombra; al río: -Adiós
río que hablaste por mí; lluvia, adiós
que me mojaste. Adiós,
mariposa blanca.
Por culpa de nadie habrá llorado esta piedra.
** * * * **
19
ARRULLO
Grand sosiego ovieron aquella noche 1os muertos:
apiádate
Agua de ellos por ociosos
y vueltos al revés, permite
Aire que no se envenenen ni se mareen
en el vértigo, Fuego acepta como flores
sus pobres párpados, amamántalos
otra vez Tierra con tus viejos pezones.
Tierra
Fuego, Aire, Agua, consideren la inmensidad de su hambre.
Grand sosiego ovieron aquella noche 1os muertos.
Para Claudio Arrau.
** * * * **
24
PAPIRO MORTUORIO
Que no pasen por nada 1os parientes, párenlos
con sus crisantemos y sus lágrimas
y aquellos acordeones para la fiesta
del incienso; nadie
es el juego sino uno, este mismo uno
que anduvimos tanto por error
de un lado a otro, por error: nadie
sino el uno que yace aquí, este mismo uno.
Cuesta volver a lo líquido del pensamiento
original, desnudarnos como cantando
de la airosa piel que fuimos con hueso y todo desde
lo alto del cráneo al último
de nuestros pasos, tamaña especie
pavorosa, y eso que algo
aprendimos de las piedras por el atajo
del callamiento.
A bajar, entonces, áspera mía ánima, con la dignidad
de ellas, a lo gozoso
del fruto que se cierra en la turquesa de otra luz
para entrar al fundamento, a sudar
más allá del sudario la sangre fresca del que duerme
por mí como si yo no fuera ése,
ni tú fueras ése, ni interminablemente nadie fuera ése,
porque no hay juego sino uno y éste es el uno:
el que se cierra ahí, pálidos 1os pétalos
de la germinación y el agua suena al fondo
ciega y ciega, llamándonos.
** * * * **
31
TRECE CUERDAS PARA LAUD
D’accord, puestas al fuego todas las mujeres son pelirrojas
Teresa
de Jesús es pelirroja, Safo, Emily
Brontë es pelirroja, Magdalena de Magdala, tres
de las nueve hijas de Mnemósine y Zeus son pelirrojas,
Euterpe, Melpómene, Terpsícore por no decir todas las
novias de la locura nacidas y
por nacer llámense Andrómaca
o Marilyn son pelirrojas; ésta
que va ahí y arde es
pelirroja, ésa otra que
lo ha perdido todo en la fiesta es pelirroja, la vida
que me espera es pelirroja, la Muerte
que me espera.
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35
CUERDAS INMOVILES
En primer lugar no pongan flores encima, pongan aire,
aire fresco, a ver si esa transparencia ayuda al ocioso
que ya no duerme ahí y sin embargo duerme
vestido con ese traje que en 3 meses más será pura desnudez,
puro caballo sin hueso corriendo en ninguna dirección,
y además no lloren, ¿qué sacan con llorar?,
con ser, ¿qué sacan?, el resurrecto es otra cosa
y ahí va remando despacito.
Para Carlos Droguett
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36
MATERIA DE TESTAMENTO
A mi padre, como corresponde, de Coquimbo a Lebu, todo el mar,
a mi madre la rotación de la Tierra,
al asma de Abraham Pizarro aunque no se me entienda un tren de humo,
a don Héctor el apellido May que le robaron,
a Débora su mujer el tercero día de las rosas,
a mis 5 hermanas la resurrecci6n de las estrellas,
a Vallejo que no llega, la mesa puesta con un solo servicio,
a mi hermano Jacinto, el mejor de 1os conciertos,
a1 Torreón del Renegado donde no estoy nunca, Dios,
a mi infancia, ese potro colorado,
a la adolescencia, el abismo,
a Juan Rojas, un pez pescado en el remolino con su paciencia de santo,
a las mariposas 1os alerzales del sur,
a Hilda, l'amour fou, y ella está ahí durmiendo,
a Rodrigo Tomás mi primogénito el numero áureo del coraje y el alumbramiento,
a Concepción un espejo roto,
a Gonzalo hijo el salto alto de la Poesía por encima de mi cabeza,
a Catalina y Valentina las bodas con hermosura y espero que me inviten.
a Valparaiso esa lágrima,
a mi Alonso de 12 años el nuevo automóvil siglo XXI listo para el vuelo,
a Santiago de Chile con sus 5 millones la mitología que le falta,
al año 73 la mierda,
al que calla y por lo visto otorga el Premio Nacional,
al exilio un par de zapatos sucios y un traje baleado,
a la nieve manchada con nuestra sangre otro Nüremberg,
a 1os desaparecidos la grandeza de haber sido hombres en el suplicio
y haber muerto cantando,
al Lago Choshuenco la copa púrpura de sus aguas,
a las 300 a la vez, el riesgo,
a las adivinas, su esbeltez,
a la calle 42 de New York City el paraíso,
a Wall Street un dólar cincuenta,
a la torrencialidad de estos días, nada,
a 1os vecinos con ese perro que no me deja dormir, ninguna cosa,
a 1os 200 mineros de El Orito a quienes enseñé a leer en el silabario/
de Heráclito, el encantamiento,
a Apollinaire la llave del infinito que le dejó Huidobro,
al surrealismo, é1 mismo,
Buñuel el papel de rey que se sabía de memoria,
a la enumeraci6n caótica el hastío,
a la Muerte un crucifijo grande de latón.
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44
REQUIEM DE LA MARIPOSA
Sucio fue el día de la mariposa muerta.
Acerquémonos
a besar la hermosura reventada y sagrada de sus pétalos
que iban volando libres, y esto es decirlo todo, cuando
sopló la Arruga, y nada
sino ese precipicio que de golpe,
y únicamente nada.
Guárdela el pavimento salobre si la puede
guardar, entre el aceite y el aullido
de la rueda mortal.
O esto es un juego
que se parece a otro cuando nos echan tierra.
Porque también la Arruga...
O no la guarde nadie. O no nos guarde
larva, y salgamos dónde por último del miedo:
a ver que pasa, hermosa.
Tú que duermes ahí.
en el lujo de tanta belleza, dinos cómo
o, por lo menos, cuándo.
Rojas, G., (2001), Réquiem de la mariposa, Santiago, Chile, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos-DIBAM.
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http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3443.html
https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/bremen_gonzalo_rojas_1.htm
http://bib.cervantesvirtual.com/bib_autor/Rojas/resenarequiem.shtml
[Diego Montes]
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