Amorfo | Gaba Romualdo



El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Corintios 13:7



Pero realmente el amor no  es eso. El amor no  tiene por qué sufrir todo. No debe creer todo. No  puede esperar todo. El amor no puede usar su  fortaleza para soportarlo todo.  Sin embargo, nos han enseñado que hubo una vez un hombre que sufrió y murió por amor a la humanidad,  de ahí que  el amor, puede ser señalado como el gran culpable de cualquier milagro, atrocidad u obsesión. Pero quien profesa la fe católica, ha de conocer muy bien ese famoso versículo bíblico sobre el amor, y sin indagar, podría asegurar que más de los que se atreven a aceptarlo, lo han usado a favor en por lo menos una ocasión.

A más de dos mil años después de aquel hombre que se sometió al sufrimiento y la humillación por amor, suena una canción de la banda de rock, Maná, que habla también sobre el amor y su capacidad de perdonar: “El verdadero amor, perdona, no abandona, no se quiebra, no aprisiona, no revienta como pompas de jabón”.

Precisas palabras en que los enamorados encuentran la motivación necesaria para que con todo y un ojo que luce un hematoma renegrido o con la dignidad aplastada, se limpien las secreciones nasales y totalmente decididos, puedan decir sí a esa petición de perdón de su mustia pareja, que jura y justifica todos sus excesos con amar hasta la médula. Más tardan en perdonar, que en estar de regreso al drama, a las violentas escenas, a estar dentro de ese vertiginoso círculo vicioso en el que se demuestran cómo de grande es el amor que sienten. Sometiendo ese sentimiento inmenso y poderoso —con el que Mila Jovovich y Bruce Willis una vez más, aunque en el mundo de la ficción, son la única opción frente a una catástrofe en la película “El quinto elemento” al activar el arma que salvará a la humanidad, dándose un beso con verdadero amor— a ese espacio reducido donde estar enamorado se trata de aceptar y esperar todo. Verbigracia aceptar la violencia, y esperar que el agresor cambie—sobre todo que est@ cambie por amor—

Es una línea muy delgada la que separa el amor de lo amorfo. Nuestra fortuna o desventura en el perímetro de lo sentimental, depende de una cantidad de combinaciones. Podrá ser que ames a quien no te ama, pero será una decisión personal, que aceptes ese hecho como parte de las cosas que no están destinadas a ser, o bien, que te empeñes en la idea de que si insistes y persistes esa persona te amará, volviéndote una verdadera molestia en tu acto de tenacidad. Pero también está la posibilidad de ser amado por alguien que tú no amas, esa es una situación mucho más incómoda que ponerte a escuchar cómo fue la salida de la persona que amas, ¡con otro! Y fingir que no te molesta porque quieres y puedes ser su amigo—nada más—. Ambas situaciones tienen una salida sencilla, la tierra de por medio, alejarte por amor propio y verdadero amor por el otro, permitiéndole ser feliz.



La canción de Maná no incita a soportar cualquier cosa por amor, pero si resulta un tanto manipuladora, sobre todo cuando sus versos se aplican a conveniencia y en el momento idóneo porque sí cala. “El verdadero amor, perdona, no abandona, no se quiebra”

La condición del amor como sentimiento absoluto, cuando ocurre esa especie de magia en la que dos personas se enamoran una de la otra, lo convierte en ciego, sordo, pero no mudo y mucho menos manco. Cuando hay amor, se pregona, hay llamadas telefónicas constantes y prolongadas, regalos, flores, chocolates, etc. etc. etc.—Lo que debería ser el principio de un final feliz—Hasta que todo comienza a cambiar por amor, y se dejan pasar cosas que transforman la relación en un verdadero infierno. Tristemente ese sentimiento dulce se va tornando en una grave paradoja, y al romance comienzan a sumársele la imposición de límites, el pretender controlar la vida del otro, los celos, la manipulación y la violencia. Hasta el punto de soltar arañazos, patadas y manotazos en contra de quien sea, incluso contra ese a quién se ama. Aquello que parecía perfecto, acaba por ser el motor que impulsa a los amantes a catalogar cualquier exceso como acto amoroso. Por tanto el amor, antónimo de objetividad no reconocido por la RAE, termina además como un sinónimo ilegítimo de violencia. —Amor, te golpeé porque te amo, siento celos, me pongo furios@, perdón, amor—

“El verdadero amor perdona, el verdadero amor perdona, el amor si es verdadero no se quiebra, no abandona” Pero toda conducta nociva nada tiene que ver con el amor, y nadie cambiara actitudes arraigadas solo con amor y por amor.

“El amor si es verdadero no se quiebra, no abandona, no aprisiona…No golpea, no maltrata, no engaña, no te revienta los labios o el amor propio como pompas de jabón.”


[Gaba Romualdo]


Texto publicado en la edición Febrero 2021 de Periódico Poético:

https://drive.google.com/file/d/1QDtzGN79hjX_sQTCatY6DPMshGwaqQz5/view?usp=drivesdk

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