EL SIGNIFICADO DE (NO) SER MUCHOS: CÉSAR VALLEJO

CANCIONES DE HOGAR


César  Vallejo (1892-1938) fue un novelista, ensayista, cuentista y poeta peruano. Destacó por alcanzar gran notoriedad en cada género literario desarrollado. Su poesía inicial muestra una clara huella del Modernismo y el Postmodernismo peruano, al mismo tiempo que refleja, ya de manera un tanto incipiente, una lucha con el lenguaje para lograr nuevos caminos expresivos, sus versos retienen la impronta de su personalidad torturada y de su exacerbada sensibilidad ante el dolor propio y colectivo.

En 1918 César Vallejo publicó su primer poemario: Los heraldos negros, esta obra contiene, además, algún augurio de lo que será una constante en su obra: la solidaridad del poeta con los sufrimientos de los hombres, que se transforma en un grito de rebelión contra la sociedad. La destrucción de la sintaxis convencional, los juegos tipográficos, la ruptura con las reglas gramaticales, la utilización de la dimensión espacial del poema, etc. son sus rasgos principales. Un proceso incesante que empieza a indagar acerca del “yo”, un buceo hacia las interioridades de la palabra.

El dolor es en Vallejo una apertura a la existencia, una forma de conocimiento, que en vez de provocar un repliegue del sujeto sobre sí mismo, una vuelta sobre su universo personal, crea la apertura, es experiencia de la objetividad pero cuya base está en el cuerpo humano.



En Periódico Poético te compartimos una muestra del libro Los Heraldos Negros, del escritor peruano César Vallejo.



LOS HERALDOS NEGROS:

CANCIONES DE HOGAR



ENCAJE DE FIEBRE


Por los cuadros de santos en el muro colgados

mis pupilas arrastran un ¡ay! de anochecer;

y en un temblor de fiebre, con los brazos cruzados,

mi ser recibe vaga visita del Noser.


Una mosca llorona en los muebles cansados

yo no sé qué leyenda fatal quiere verter:

una ilusión de Orientes que fugan asaltados;

un nido azul de alondras que mueren al nacer.


En un sillón antiguo sentado está mi padre.

Como una Dolorosa, entra y sale mi madre.

Y al verlos siento un algo que no quiere partir.


Porque antes de la oblea que es hostia hecha de Ciencia,

está la hostia, oblea hecha de Providencia.

Y la visita nace, me ayuda a bien vivir...



** * * * **



LOS PASOS LEJANOS


Mi padre duerme. Su semblante augusto

figura un apacible corazón;

está ahora tan dulce...

si hay algo en él de amargo, seré yo.


Hay soledad en el hogar; se reza;

y no hay noticias de los hijos hoy.

Mi padre se despierta, ausculta

la huida a Egipto, el restañante adiós.

Está ahora tan cerca;

si hay algo en él de lejos, seré yo.


Y mi madre pasea allá en los huertos,

saboreando un sabor ya sin sabor.

Está ahora tan suave,

tan ala, tan salida, tan amor.


Hay soledad en el hogar sin bulla,

sin noticias, sin verde, sin niñez.

Y si hay algo quebrado en esta tarde,

y que baja y que cruje,

son dos viejos caminos blancos, curvos.

Por ellos va mi corazón a pie.



** * * * **



A MI HERMANO MIGUEL


                                                    In memoriam


Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa,

donde nos haces una falta sin fondo!

Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá

nos acariciaba: "Pero, hijos..."


Ahora yo me escondo,

como antes, todas estas oraciones

vespertinas, y espero que tú no des conmigo.

Por la sala, el zaguán, los corredores.

Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.

Me acuerdo que nos hacíamos llorar,

hermano, en aquel juego.


Miguel, tú te escondiste

una noche de agosto, al alborear;

pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.

Y tu gemelo corazón de esas tardes

extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya

cae sombra en el alma.


Oye, hermano, no tardes

en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.



** * * * **


ENEREIDA


Mi padre, apenas

en la mañana pajarina, pone

sus setentiocho años, sus setentiocho

ramos de invierno a solear.

El cementerio de Santiago, untado

en alegre año nuevo, está a la vista.

Cuántas veces sus pasos cortaron hacia él,

y tornaron de algún entierro humilde.


Hoy hace mucho tiempo que mi padre no sale!

Una broma de niños se desbanda.


Otras veces le hablaba a mi madre

de impresiones urbanas, de política;

y hoy, apoyado en su bastón ilustre

que sonara mejor en los años de la Gobernación,

mi padre está desconocido, frágil,

mi padre es una víspera.

Lleva, trae, abstraído, reliquias, cosas,

recuerdos, sugerencias.

La mañana apacible le acompaña

con sus alas blancas de hermana de la caridad.


Día eterno es éste, día ingenuo, infante,

coral, oracional;

se corona el tiempo de palomas,

y el futuro se puebla

de caravanas de inmortales rosas.

Padre, aún sigue todo despertando;

es enero que canta, es tu amor

que resonando va en la Eternidad.


Aún reirás de tus pequeñuelos,

y habrá bulla triunfal en los Vacíos.

Aún será año nuevo. Habrá empanadas;

y yo tendré hambre, cuando toque a misa

en el beato campanario

el buen ciego mélico con quien

departieron mis sílabas escolares y frescas,

mi inocencia rotunda.

Y cuando la mañana llena de gracia,

desde sus senos de tiempo

que son dos renuncias, dos avances de amor

que se tienden y ruegan infinito, eterna vida,

cante, y eche a volar Verbos plurales,

jirones de tu ser,

a la borda de sus alas blancas

de hermana de la caridad ¡oh, padre mío!



** * * * **



ESPERGESIA


Yo nací un día

que Dios estuvo enfermo.


Todos saben que vivo,

que soy malo; y no saben

del diciembre de ese enero.

Pues yo nací un día

que Dios estuvo enfermo.


Hay un vacío

en mi aire metafísico

que nadie ha de palpar:

el claustro de un silencio

que habló a flor de fuego.


Yo nací un día

que Dios estuvo enfermo.


Hermano, escucha, escucha...

Bueno. Y que no me vaya

sin llevar diciembres,

sin dejar eneros.

Pues yo nací un día

que Dios estuvo enfermo.


Todos saben que vivo,

que mastico... Y no saben

por qué en mi verso chirrían,

oscuro sinsabor de féretro,

luyidos vientos

desenroscados de la Esfinge

preguntona del Desierto.


Todos saben... Y no saben

que la Luz es tísica,

y la Sombra gorda...

Y no saben que el Misterio sintetiza...

que él es la joroba

musical y triste que a distancia denuncia

el paso meridiano de las lindes a las Lindes.


Yo nací un día

que Dios estuvo enfermo,

grave.



Vallejo, C. (2005), Los heraldos negros, Madrid, España, Ediciones Cátedra.

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https://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/vallejo.htm#:~:text=(Santiago%20de%20Chuco%2C%201892%20%2D,o%20el%20mexicano%20Octavio%20Paz.

https://www.actualidadliteratura.com/biografia-y-obras-de-cesar-vallejo/

http://aprendolenguayliteratura.blogspot.com/2014/05/biografia-de-cesar-vallejo-resumen.html

http://cuadernodetodo.com/los-heraldos-negros-cesar-vallejo

[Diego Montes]




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