EL SIGNIFICADO DE (NO) SER MUCHOS: DESPUÉS DEL INVIERNO

DIEZ POEMAS DE INVIERNO



El invierno, en las escritoras y escritores es aquella perspicacia romántica del destino encontrada en los mejores poemas de su época, y en estas palabras coexiste una preincursión necesaria, del florecimiento de la primavera. Son muchos los poemas dedicados a la estación del invierno. Cada escritora y escritor nos comunica una forma particular de aproximarse a este tiempo. Algunos hablan de su melancolía, para otros, en cambio, el invierno es ante todo una forma de hablar de esperanza. 

En Periódico Poético reunimos diez poemas de escritoras y escritores tales como: Alfonsina Storni, Antonio Machado, Delmira Agustini, Jaime Gil de Biedma, Ida Vitale, Juan Ramón Jiménez, Rosario Castellanos, Miguel Hernández, Alfonsina Storni, Vicente Huidobro, Emily Dickinson y José Emilio Pacheco, para despedir el invierno:



PLAZA EN INVIERNO


Árboles desnudos

corren una carrera

por el rectángulo de la plaza.

En sus epilépticos esqueletos

de volcadas sombrillas

se asientan,

en bandada compacta,

los amarillos

focos luminosos.


Bancos inhospitalarios,

húmedos

expulsan de su borde

a los emigrantes soñolientos.

Oyendo fáciles arengas ciudadanas,

un prócer,

inmóvil sobre su columna

se hiela en su bronce.

[Alfonsina Storni]



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SOL DE INVIERNO


Es mediodía. Un parque.

Invierno. Blancas sendas;

simétricos montículos

y ramas esqueléticas.

Bajo el invernadero,

naranjos en maceta,

y en un tonel, pintado

de verde, la palmera.

Un viejecillo dice,

para su capa vieja:

«¡El sol, esta hermosura

de sol!...» Los niños juegan.

El agua de la fuente

resbala, corre y sueña

lamiendo, casi muda,

la verdinosa piedra.

[Antonio Machado]



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TOQUE DE ORACIÓN


Un pedazo de luna que no brilla

sino con timidez. Canta un marino,

y su triste canción, tosca y sencilla,

tartamudea con sabor de vino...


El mar, que el bíceps de la playa humilla,

tiene sinuosidades de felino,

y se deja caer sobre la orilla

con la cadencia de un alejandrino.


Pienso en ti, pienso que te quiero mucho

porque me encuentro triste, porque escucho

la esquila del pequeño campanario


que se queja con un sollozo tierno,

mientras los sapos cantan el invierno

con una letra del abecedario…

[Delmira Agustini]



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DEL AÑO MALO


Diciembre es esta imagen

de la lluvia cayendo con rumor de tren,

con un olor difuso a carbonilla y campo.

Diciembre es un jardín, es una plaza

hundida en la ciudad,

al final de una noche,

y la visión en fuga de unos soportales.


Y los ojos inmensos

tizones agrandados—

en la cara morena de una cría

temblando igual que un gorrión mojado.

En la mano sostiene unos zapatos rojos,

elegantes, flamantes como un pájaro exótico.


El cielo es negro y gris

y rosa en sus extremos,

la luz de las farolas un resto amarillento.

Bajo un golpe de lluvia, llorando, yo atravieso,

innoble como un trapo, mojado hasta los cuernos.

[Jaime Gil de Biedma]



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INVIERNO


Como las gotas en el vidrio,

como las gotas de la lluvia

en una tarde somnolienta,

exactamente iguales,

superficiales,

ávidas todas,

breves,

se hieren y se funden,

tan, tan breves

que no podrían dar cabida al miedo,

que el espanto no debiera hacer huella

en nosotros.


Después, ya muertos, rodaremos,

redondos y olvidados.

[Ida Vitale]



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CANCIÓN DE INVIERNO


Cantan. Cantan.

¿Dónde cantan los pájaros que cantan?


Ha llovido. Aún las ramas

están sin hojas nuevas. Cantan. Cantan

los pájaros. ¿En dónde cantan

los pájaros que cantan?


No tengo pájaros en jaulas.

No hay niños que los vendan. Cantan.

El valle está muy lejos. Nada...


Yo no sé dónde cantan

los pájaros -cantan, cantan-

los pájaros que cantan.

[Juan Ramón Jiménez]



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RESPLANDOR DEL SER


Para la adoración no traje oro.

(Aquí muestro mis manos despojadas)


Para la adoración no traje mirra.

(¿Quién cargaría tanta ciencia amarga?)


Para la adoración traje un grano de incienso:

mi corazón ardiendo en alabanzas.

[Rosario Castellanos]



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EL SOLDADO Y LA NIEVE


Diciembre ha congelado su aliento de dos filos,

y lo resopla desde los cielos congelados,

como una llama seca desarrollada en hilos,

como una larga ruina que ataca a los soldados.


Nieve donde el caballo que impone sus pisadas

es una soledad de galopante luto.

Nieve de uñas cernidas, de garras derribadas,

de celeste maldad, de desprecio absoluto.


Muerde, tala, traspasa como un tremendo hachazo,

con un hacha de mármol encarnizado y leve.

Desciende, se derrama como un deshecho abrazo

de precipicios y alas, de soledad y nieve.


Esta agresión que parte del centro del invierno,

hambre cruda, cansada de tener hambre y frío,

amenaza al desnudo con un rencor eterno,

blanco, mortal, hambriento, silencioso, sombrío.


Quiere aplacar las fraguas, los odios, las hogueras,

quiere cegar los mares, sepultar los amores:

y se va elevando lentas y diáfanas barreras,

estatuas silenciosas y vidrios agresores.


Que se derrame a chorros el corazón de lana

de tantos almacenes y talleres textiles,

para cubrir los cuerpos que queman la mañana

con la voz, la mirada, los pies y los fusiles.


Ropa para los cuerpos que pueden ir desnudos,

que pueden ir vestidos de escarchas y de hielos:

de piedra enjuta contra los picotazos rudos,

las mordeduras pálidas y los pálidos vuelos.


Ropa para los cuerpos que rechazan callados

los ataques más blancos con los huesos más rojos.

Porque tienen el hueso solar estos soldados,

y porque son hogueras con pisadas, con ojos.


La frialdad se abalanza, la muerte se deshoja,

el clamor que no suena, pero que escucho, llueve.

Sobre la nieve blanca, la vida roja y roja

hace la nieve cálida, siembra fuego en la nieve.


Tan decididamente son el cristal de roca

que sólo el fuego, sólo la llama cristaliza,

que atacan con el pómulo nevado, con la boca,

y vuelven cuanto atacan recuerdos de ceniza.

[Miguel Hernández]



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CAMP FIRE


El tronco

se hizo llama

En la noche

de invierno.


Cien cabezas

humanas

tintadas

de rojo

anillaron

el fuego.


De una boca

cualquiera

brotó el hilo

del canto.

                                        [Alfonsina Storni]



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EL INVIERNO PARA BEBERLO


El invierno ha llegado al llamado de alguien

Y las miradas emigran hacia los calores conocidos

Esta noche el viento arrastra sus chales de viento

Tejed queridos pájaros míos un techo de cantos sobre las avenidas


Oíd crepitar el arcoíris mojado

Bajo el peso de los pájaros se ha plegado


La amargura teme a las interpéries

Pero nos queda un poco de ceniza del ocaso

Golondrinas de mi pecho qué mal hacéis

Sacudiendo siempre ese abanico vegetal


Seducciones de antesala en grado de aguardiente

Alejemos en seguida el coche de las nieves

Bebo lentamente tus miradas de justas calorías


El salón se hincha con el vapor de las bocas

Las miradas congeladas cuelgan de la lámpara

Y hay moscas

Sobre los suspiros petrificados


Los ojos están llenos de un líquido viajero

Y cada ojo tiene un perfume especial

El silencio es una planta que brota al interior

Si el corazón conserva su calefacción igual


Afuera se acerca el coche de las nieves

Trayendo su termómetro de ultratumba

Y me adormezco con el ruido del piano lunar

Cuando se estrujan las nubes y cae la lluvia


Cae

Nieve con gusto a universo

Cae

Nieve que huele a mar


Cae

Nieve perfecta de los violines

Cae

La nieve sobre las mariposas


Cae

Nieve en copos de olores

La nieve en tubo inconsistente


Cae

Nieve a paso de flor

Nieva nieve sobre todos los rincones del tiempo


Simiente de sonido de campanas

Sobre los naufragios más lejanos

Calentad vuestros suspiros en los bolsillos

Que el cielo peina sus nubes antiguas

Siguiendo los gestos de nuestras manos


Lágrimas astrológicas sobre nuestras miserias

Y sobre la cabeza del patriarca guardián del frío

El cielo emblanquece nuestra atmósfera

Entre las palabras heladas a medio camino

Ahora que el patriarca se ha dormido

La nieve se desliza se desliza

se desliza

Desde su barba pulida

[Vicente Huidobro]



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CIERTA LUZ INCLINADA


Hay cierta luz inclinada

en las tardes de invierno,

que  oprime como el peso

de los sonidos de una catedral.


Nos hace una celeste herida

No encontramos la cicatriz:

sólo una diferencia interna

donde se encuentran los sentidos.


Nadie puede enseñarle algo,

porque es el sello, la desesperanza:

una aflicción de realeza

que nos envía el aire.


Cuando viene, el paisaje escucha;

las sombras detienen la respiración;

cuando se aleja, es como la distancia

en la mirada de la muerte.

                                        [Emily Dickinson]



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NOCHE Y NIEVE


Me asomé a la ventana y en lugar de jardín hallé la noche

enteramente constelada de nieve


La nieve hace tangible el silencio y es el desplome de la

luz y se apaga


La nieve no quiere decir nada: Es sólo una pregunta que

deja caer millones de signos de interrogación sobre el

mundo.

[José Emilio Pacheco]


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https://www.biblioteca.org.ar/libros/158085.pdf

https://www.poetasandaluces.com/poema/190/

https://www.poeticous.com/jaime-gil-de-biedma/del-ano-malo?locale=es

http://aulavirtual217.ddns.net:3030/wikisource_es_all_2016-12/A/Delmira_Agustini.html

https://www.poetasandaluces.com/poema/969/

https://www.poesi.as/mh3805.htm

https://www.vicentehuidobro.uchile.cl/poema11.htm

https://ciudadseva.com/texto/invierno/

https://diarioinca.com/poema-noche-y-nieve-jose-emilio-pacheco

https://blogpoemas.com/resplandor-del-ser/

[Diego Montes]



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