EL SIGNIFICADO DE (NO) SER MUCHOS: ALFONSINA STORNI
Duermo en una cama un poco más azul que el mar
Alfonsina Storni (1892-1938) Escritora y madre
soltera, reconocida por la fuerza con que aparece en sus versos la afirmación
de una mirada femenina sobre el mundo; junto a la chilena Gabriela Mistral y la
uruguaya Juana de Ibarbourou, contemporáneas suyas, conformó la primera
avanzadilla en la lucha de las mujeres por ocupar lugares de reconocimiento en
los espacios de la literatura de América.
La
trayectoria literaria de Alfonsina Storni evolucionó desde el romanticismo
hacia el intimismo sintomático del modernismo para desembocar en la vanguardia.
La obra poética de Alfonsina Storni se divide en dos etapas: La primera,
caracterizada por la influencia de los románticos y modernistas, corresponden La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919), Languidez (1920) y Ocre (1920). La segunda etapa, caracterizada por una visión oscura,
irónica y angustiosa, se manifiesta en Mundo
de siete pozos (1934) y Mascarilla y
trébol (1938).
En 1921 la editorial Cervantes de Barcelona en su colección “Las mejores poesías de los mejores poetas”, publicó una selección de la obra de Alfonsina Storni. En el prólogo de la citada edición se analiza la obra de la poeta argentina y en él encontramos las claves para el análisis de su obra y personalidad. Escribe el poeta Fernando Maristany:
“La obra de Alfonsina Storni nace de su gran sensibilidad anímica. Su alma se cierne sobre las realidades de la vida a una altura a la cual no puede seguirle la materia. De aquí que ambas se hallen en desacuerdo. El dilema es éste: O descender el alma al nivel de la materia o ascender la materia al nivel del alma. La relativa paz sólo puede hallarse en su relativa armonía. Pero el alma de Alfonsina Storni no transige en descender. Las realidades de la vida no llenan sus anhelos, sus aspiraciones idealistas. […]
Luego
reacciona, se hace efusiva, y asciende en un vuelo recto y seguro hacia las más
inmateriales generosidades, tal como las siente en aquel momento, tal como, con
toda el alma, quisiera sentirlas siempre. Y, en su efusión, se siente buena,
purificada por el sacrificio… Pero cuando bajo esa impresión llega un nuevo
dolor, busca en las crueldades externas la causa de ese mal que la exacerba. Y
aparece la amargura, la afilada ironía, el cansancio, el desdén hacia la vida…
Y analiza de nuevo su alma, y otra vez se castiga, y saca de ella nuevas y más
puras efusiones… Terrible círculo vicioso, cuya causa está en la intransigencia
de su alma y de su materia, que reclaman, cada una desde su plano, sus fueros
opuestos.”
En Periódico Poético te compartimos una breve
muestra poética de la escritora argentina Alfonsina Storni:
DOLOR
Quisiera esta tarde divina de octubre
Pasear por la orilla lejana del mar;
Que la arena de oro, y las aguas verdes,
Y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
Como una romana, para concordar
Con las grandes olas, y las rocas muertas,
Y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
Y la boca muda, dejarme llevar;
Ver cómo se rompen las olas azules
Contra los granitos y no parpadear;
Ver cómo las aves rapaces se comen
Los peces pequeños y no despertar;
Pensar que pudieran las frágiles barcas
Hundirse en las aguas y no suspirar;
Ver que se adelanta, la garganta al aire,
El hombre más bello; no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente,
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;
Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar.
** * * * **
TÚ ME QUIERES BLANCA
Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.
Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
Me pretendes alba.
Huye hacia los bosques;
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.
** * * * **
¿QUÉ DIRÍA?
¿Qué diría la gente, recortada y vacía,
Si en un día fortuito, por ultrafantasía,
Me tiñera el cabello de plateado y violeta,
Usara peplo griego, cambiara la peineta
Por cintillo de flores: miosotis o jazmines,
Cantara por las calles al compás de violines,
O dijera mis versos recorriendo las plazas,
Libertado mi gusto de vulgares mordazas?
¿Irían a mirarme cubriendo las aceras?
¿Me quemarían como quemaron hechiceras?
¿Campanas tocarían para llamar a misa?
En verdad que pensarlo me da un poco de risa.
** * * * **
HUMILDAD
Yo he sido aquella que paseó orgullosa
El oro falso de unas cuantas rimas
Sobre su espalda, y se creyó gloriosa,
De cosechas opimas.
Ten paciencia, mujer que eres oscura:
Algún día, la Forma Destructora
Que todo lo devora,
Borrará mi figura.
Se bajará a mis libros, ya amarillos,
Y alzándola en sus dedos, los carrillos
Ligeramente inflados, con un modo
De gran señor a quien lo aburre todo,
De un cansado soplido
Me aventará al olvido.
Peso ancestral
Tú me dijiste: no lloró mi padre;
Tú me dijiste: no lloró mi abuelo;
No han llorado los hombres de mi raza,
Eran de acero.
Así diciendo te brotó una lágrima
Y me cayó en la boca... más veneno:
Yo no he bebido nunca en otro vaso
Así pequeño.
Débil mujer, pobre mujer que entiende,
Dolor de siglos conocí al beberlo:
Oh, el alma mía soportar no puede
Todo su peso.
** * * * **
PRESENTIMIENTO
Tengo el presentimiento que he de vivir muy poco.
Esta cabeza mía se parece al crisol,
purifica y consume,
pero sin una queja, sin asomo de horror.
Para acabarme quiero que una tarde sin nubes,
bajo el limpio sol,
nazca de un gran jazmín una víbora blanca
que dulce, dulcemente, me pique el corazón.
** * * * **
VOY A DORMIR
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.
Storni, A.
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https://elpais.com/cultura/2018/05/29/actualidad/1527582166_036614.html
https://www.lacapitalmdp.com/alfonsina-storni-los-mitos-de-su-muerte/
http://www.cervantesvirtual.com/portales/alfonsina_storni/autora_apunte/
https://www.poesi.as/as0002.htm
http://www.poesi.as/as0001.htm
https://www.madrimasd.org/blogs/CienciayPoesia/2019/06/17/90502
[Diego Montes]
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