EL SIGNIFICADO DE (NO) SER MUCHOS: NICOLÁS GUILLÉN
LA PALOMA DE VUELO POPULAR
Nicolás
Guillén (Cuba 1902 – 1989) Poeta Nacional de Cuba, agudo periodista y destacado
activista político, considerado el principal representante de la poesía negra,
afrocubana o -como él prefería- «mulata», su figura y su obra, marcadas por la
implicación en el contexto social y político de su país, transcienden no
obstante esa circunstancia para convertirse en referencias imprescindibles de
la poesía latinoamericana contemporánea.
La paloma
de vuelo popular, de Nicolás Guillén, publicada en Buenos Aires,
recoge 39 textos que había escrito a lo largo de sus años de poeta. El propio
título alude a su propósito de crear muy apegado a la cosmovisión de los más
humildes, pero echando a volar desde ella. En ello se aúnan su actitud
ideológica y estética de potente proyección revolucionaria. El texto está
integrado por poemas que ya se han vuelto de todos a causa no solo del lenguaje
y los temas de raíz popular, sino porque el sujeto lírico no se queda
enclaustrado en un ego poético aislado y sale hacia la pluralidad del
“nosotros”, un aliento que sostiene a lo largo de una parte importante de su
producción poética.
El
exilio, el amor, la muerte aparecen como trasfondo de un discurso de orgullosa
simiente de arte popular. En sentido general el poemario constituye un tributo
lírico al pueblo, a su cultura y sus doloridas esperanzas.
En
Periódico Poético te compartimos una breve muestra del libro La paloma de vuelo
popular, del escritor cubano Nicolás Guillén.
ARTE POÉTICA
Conozco la azul laguna
y el cielo doblado en ella.
Y el resplandor de la estrella.
Y la luna.
En mi chaqueta de abril
prendí una azucena viva,
y besé la sensitiva
con labios de toronjil.
Un pájaro principal
me enseñó el múltiple trino.
Mi vaso apuré de vino.
Sólo me queda el cristal.
¿Y el plomo que zumba y mata?
¿Y el largo encierro?
¡Duro mar y olas de hierro,
no luna y plata!
El cañaveral sombrío
tiene voraz dentadura,
y sabe el astro en su altura
de hambre y frío.
Se alza el foete mayoral.
Espaldas hiere y desgarra.
Ve y con tu guitarra
dilo al rosal.
Dile también del fulgor
con que un nuevo sol parece
en el aire que la mece
que aplauda y grite la flor.
** * * *
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UN LARGO LAGARTO VERDE
Por el Mar de las Antillas
(que también Caribe llaman)
batida por olas duras
y ornada de espumas blandas,
bajo el sol que la persigue
y el viento que la rechaza,
cantando a lágrima viva
navega Cuba en su mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua.
Alta corona de azúcar
le tejen agudas cañas;
no por coronada libre,
sí de su corona esclava
reina del manto hacia fuera,
del manto adentro, vasalla,
triste como la más triste
navega Cuba en su mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua.
Junto a la orilla del mar,
tú que estás en fija guardia,
fíjate, guardián marino,
en la punta de las lanzas
y en el trueno de las olas
y en el grito de las llamas
y en el lagarto despierto
sacar las uñas del mapa
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua.
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CANCIÓN DE CUNA PARA DESPERTAR A
UN NEGRITO
Dórmiti, mi nengre,
mi nengre bonito...
E. BALLAGAS
Una paloma
cantando pasa:
-¡Upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Ya nadie duerme,
tú está en su casa;
ni el cocodrilo,
ni la yaguaza,
ni la culebra,
ni la torcaza...
Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Negrazo, venga
con su negraza.
¡Aire con aire,
que el sol abrasa!
Mire la gente,
llamando pasa;
gente en la calle,
gente en la plaza;
ya nadie queda
que esté en su casa...
Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Negrón, negrito,
ciruela y pasa,
salga y despierte,
que el sol abrasa,
diga despierto
lo que le pasa...
¡Que muera el amo,
muera en la brasa!
Ya nadie duerme,
ni está en su casa:
¡coco, cacao,
cacho, cachaza,
upa, mi negro,
que el sol abrasa!
** * * *
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LITTLE ROCK
Un blues llora con lágrimas de
música
en la mañana fina.
El Sur blanco sacude
su látigo y golpea. Van los niños
negros entre fusiles pedagógicos
a su escuela de miedo.
Cuando a sus aulas lleguen,
Jim Crow será el maestro,
hijos de Lynch serán sus
condiscípulos
y habrá en cada pupitre
de cada niño negro,
tinta de sangre, lápices de
fuego.
Así es el Sur. Su látigo no cesa.
En aquel mundo faubus,
bajo aquel duro cielo faubus de
gangrena,
los niños negros pueden
no ir junto a los blancos a la
escuela.
O bien quedarse suavemente en
casa.
O bien (nunca se sabe)
dejarse golpear hasta el
martirio.
O bien no aventurarse por las
calles.
O bien morir a bala y a saliva
O no silbar al paso de una
muchacha blanca.
O en fin, bajar los ojos yes,
doblar el cuerpo yes,
arrodillarse yes,
en aquel mundo libre yes
de que habla Foster Tonto en
aeropuerto y aeropuerto,
mientras la pelotilla blanca,
una graciosa pelotilla blanca,
presidencial, de golf, como un
planeta mínimo,
rueda en el césped puro, terso,
fino,
verde, casto, tierno, suave, yes.
Y bien, ahora,
señoras y señores, señoritas,
ahora niños,
ahora viejos peludos y pelados,
ahora indios, mulatos, negros,
zambos,
ahora pensad lo que sería
el mundo todo Sur,
el mundo todo sangre y todo
látigo,
el mundo todo escuela de blancos
para blancos,
el mundo todo Rock y todo Little,
el mundo todo yanqui, todo
faubus...
Pensad por un momento,
imaginadlo un solo instante.
** * * *
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BARES
Amo los bares y tabernas
junto al mar,
donde la gente charla y bebe
sólo por beber y charlar.
Donde Juan Nadie llega y pide
su trago elemental,
y están Juan Bronco y Juan Navaja
y Juan Narices y hasta Juan
Simple, el sólo, el simplemente
Juan.
Allí la blanca ola
bate de la amistad;
una amistad de pueblo, sin
retórica,
una ola de ¡hola! y ¿cómo estás?
Allí huele a pescado,
a mangle, a ron, a sal
y a camisa sudada puesta a secar
al sol.
Búscame, hermano, y me hallarás
(en La Habana, en Oporto,
en Jacmel, en Shanghai)
con la sencilla gente
que sólo por beber y charlar
puebla los bares y tabernas
junto al mar.
** * * *
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CANCIÓN DE VÍSPERAS
¡Qué vida la que vivimos
en estos años de muerte!
¡Qué vida la que morimos!
El ojo del policía,
abierto de noche y día.
La espada del matador,
de flor en flor.
Sobre la pista,
el enano equilibrista.
La sangre pulverizada
flota en el viento
como tierra colorada.
El viento, largo lamento
sobre una llanura helada.
Luego puede ser que nada,
uno puede ser, o ciento.
Alta la noche y cerrada.
Pero huele a lluvia el viento.
Guillén, N., (1964), Antología
Mayor. Nicolás Guillén, La Habana – Cuba, Ediciones Huracán.
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http://www.cervantesvirtual.com/portales/nicolas_guillen/autor_apunte/
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-paloma-de-vuelo-popular-1958--0/html/
http://www.cubapoesia.cult.cu/2019/07/la-paloma-de-vuelo-popular-de-guillen-sera-el-libro-del-mes/
https://latam.casadellibro.com/libro-la-paloma-de-vuelo-popular/9789500306652/1074097
[Diego Montes]
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