Ecos de habitación | La violencia, muerte y Rock&Roll



Ecos de habitación 18/10/2021

La violencia, muerte y Rock&Roll

Sergio H. García

 

Ignacio González Vegas, mejor conocido en el mundo de la música como Nacho Vegas, es un cantautor asturiano cuya obra podría ser catalogada como dulcemente depresiva, ya que en la mayoría de sus canciones nos encontramos con temáticas relacionadas con el desamor, el temor, la muerte y la tristeza. En su álbum «Desastre manifiesto» del 2008, el cantante español nos propone quizás la historia más triste que envuelve su carrera musical. Contada de forma inversa, podemos entender que esta suerte de tragedia termina con la primera canción (Dry Martini S.A.)e inicia con la última canción (Morir O Matar).Y es, esta última, quizás la canción más fuerte de este material y tal vez, una de las canciones mejor trabajadas de Nacho.

            En Morir o Matar, Nacho Vegas hace evidente su habilidad  para construir historias y personajes y su profunda conexión con la llamada condición humana, característica que se refleja, no solo en este álbum del 2008, sino en casi toda su discografía, la cual es altamente recomendada.

            La primera estrofa de Morir o Matar nos muestra una relación amorosa dominada por el miedo gracias a la percepción y testimonio del protagonista que es quien nos relata la historia.

 

Te sentaste justo al borde del sofá

Como si algo allí te fuera a morder.

 

Así, en tan solo dos versos, Vegas nos presenta una situación tensa, llene de temor y se insinúa la violencia. Posteriormente, dentro de la misma estrofa, se nos presenta la negociación de la otra mitad de la pareja hacia nuestro narrador. En ella se afirma que hay cosas que se tienen que aprender para mejorar y dejar de estar en polos opuestos:

 

Dijiste: "Hay cosas que tenemos que aprender,

Yo a mentir y tú a decirme la verdad,

Yo a ser fuerte y tú a mostrar debilidad,

Tú a morir y yo a matar."

 

Pero ¿Realmente se refiere a morir o matar literalmente? La respuesta obvia es un contundente no, pero entonces a qué se refiere el cantautor con esto. En gran parte de las artes líricas se usa un recurso literario llamado metonimia, la cual consiste en designar un concepto con el nombre de otro. Un ejemplo de esto es Julio Cortazar que en «Me caigo y me levanto», habla sobre las recaídas  y  las rehabilitaciones  como metonimias para la decadencia y la cotidianeidad y el acto de cambiarlo todo o superarse a sí mismo con los sacrificios que esto conlleva.  En el caso Vegas, la metonimia es más evidente: Matar  se relaciona con atacar, abusar y violentar al otro, mientras que Morir significa dejarse caer, ser violentado, preferir el daño propio al ajeno; dejarse matar y estar, de alguna budista forma, más consciente de la humanidad.

            Esto favorece muchísimo la trama de esta canción, puesto a que algunos psicólogos afirman que para que se dé el acto de la violencia dentro de la pareja (y cualquier medio social) se necesitan dos perfiles: el violentador y el violentado. Ambos son revelados con la culminación de esta primera estrofa.

            La siguiente estrofa, a modo de polisíndeton que se corta en algunas ocasiones, nos expone la soledad en metáfora de un silencio que se transforma en miedo y después en terror para, por fin, terminar, de nuevo en la carencia de sonido y las especulaciones sobre un buen futuro y loa trágica certeza de saber que eso no es lo que vendrá, porque como condena a muerte, solo se trata de morir o matar.

 

Y después se hizo el silencio

y el silencio fue a parar

a una especie de pesada

y repartida soledad,

Y la soledad dio paso

a un terror que hacia el final

nos mostró un mundo

del que ninguno quisimos hablar.

 

Hay soledades que no necesitan la ausencia de cuerpos para sentirse, que se carcomen nuestras vidas y las rompen; hay soledades que inician del silencia.

            Gonzalo Rojas, el poeta chileno de la voz asmática y el erotismo casi místico, menciona en alguna entrevista de La Maravilla de Pensar que, en poesía, gran parte de la evocación viene desde los que no se habla, desde el silencio. Lo que se calla, diría Rojas, denota muchas más realidades y verdades de lo que se puede decir. En esta estrofa Nacho nos cuenta el peso grande de la tragedia, el peso del silencio, de convertirse en convertirse en piedras, en paredes, en dos ejércitos que se han atrincherado mientras vislumbran el presagio casi certero de los inicios del fin del mundo; del fin de su mundo.

Nacho sigue cantando:

Y así eran nuestras noches

y así era nuestro amor:

comenzaba en el silencio

y continuaba en el terror,

y otra vez de allí al silencio.

 

Existe una revelación sobre lo que no se calla: el rescate. Nacho nos dice que hubo intentos de rescate de este mundo, porque cuando Vegas canta «comenzaba en el silencio y continuaba en el terror», quizás nos trata de decir que todo empezaba en esta situaciones incomodas de sofá y miedo verídico del inicio de hostilidades, y esta situación desembocaba en el primer ataque o el inicio de cualquier charla que eventualmente terminará en discusión y, de nuevo, a la visión de su apocalipsis individual.

Continua:

Dime, ¿para qué hablar

De lo que pudo haber sido

y de lo que jamás será,

Tratando de adivinar

qué fue eso que hicimos tan mal?,

Si, en fin, se trata de morir o de matar.

 

¿Para qué hablar de lo que ya sabemos y que también sabemos que no va a pasar? ¿Para qué discutir, si el estamos frente a la explosión con forma de hongo? ¿Para qué luchas contra la marea si estamos enterrado hasta el cuello?

Hasta el momento la parte musical ha sido llevada con acompañamiento minimalista: una guitarra con muy poco overdrive y baja en agudos, más unas percusiones muy sutiles. Aquí se da un cambio sutil, pero que aporta mucho cuerpo a la música: aparece un simple pandero.

Para la tercera estrofa, el narrador advierte a la otra persona de alguna forma fraternal, como de hermano a hermano, una sutil y agresiva amenaza sobre el ejercicio la  violencia y la tristeza del violentador; sobre la infección de este mal en el resto de la sociedad, cuando explica que si alguien vuelve a prometerle amor,  es probable que esta persona sea infiel y promiscua, hedonista y triste, ya que la violencia no solo es física, sino que puede ser psicológica, social y sexual.

Vegas canta de forma suave:

 

Así que si aún andas por aquí
Y alguien vuelve a prometerte amor
Con dinero, encanto y alguna canción
Por favor, prepárate para huir
Vete lejos y limítate a observar
Esta escena tan vulgar:

 

En adelante, Nacho empezará a contarnos una historia dentro de esta historia cantada, hace una metaficción.

La metaficción es un estilo de escritura que de forma reflexiva o autoconsciente recuerda al lector que está ante una obra de ficción, y juega a problematizar la relación entre esta y la realidad. Dentro de un texto de metaficción, la frontera realidad-ficción y el pacto de lectura de esta se ven quebrantadas, llamando el texto la atención sobre su propia naturaleza ficcional y su condición de artefacto. En otras palabras, la metaficción es una historia que se crea o se narra dentro de una historia y este juego de realidad ficcional, ficción ficcional, ficción y realidad, es lo que la hace bastante interesante.

Nacho canta:

Conoció a unas cien mujeres

Y a cincuenta enamoró;

Conoció a otros tantos hombres

Y con tantos se acostó

Y fundió todo el dinero y la gente se cansó

De escuchar noche tras noche

La misma triste canción.

 

Después de esta introducción al nuevo personaje de la historia de ficción ficcional, Nacho Vegas vuelve al recurso del Polisíndeton que ya empezaba a usar en la estrofa pasada:

 

Y ahora ve que el universo es un lugar vacío y cruel

Cuando no hay nada mayor que su necesidad en él

Y encendiendo un cigarillo se comienza a torturar

Y habrá cerca alguien gritándole "¡hágase tu voluntad!"

Y él: "la culpa sólo en parte es mía

Y en parte lo es de los demás

De lo que se trata es de morir o de matar.

 

Hasta el momento la música se ha mantenido en esta estructura de guitarra con distorsión sutil, batería minimalista y pandero, pero instantáneamente, después de terminar esta estrofa, la guitarra que hasta este momento se había mantenido casi limpia cambia a un overdrive con una ganancia medianamente fuerte y la voz que, hasta el verso pasado, se había mantenido calmada, melancólica y contenida, ahora cobra fuerza y se lamenta como un gran felino herido y dispuesto a atacar a cualquiera que lo toque. Durante las siguientes dos estrofas, el narrador cuenta una de las anécdotas que más desagradó a la relación, entre lo que se puede destacar las drogas como catarsis a la depresión, el miedo completo a la muerte, el acoso y los intentos de suicidio con tal de detener el dolor.

Vegas llora:

Fue aquella gitana que nos leyó el porvenir
Dijo "uno es el asesino y el otro el que va a morir"
Y salimos de allí y me miraste asustada
Y el miedo sonó en tu voz:
"Antes de que tú me mates, prefiero matarme yo".

 

La noticia lejos de ser un apoyo, termina por ser el dedo que acciona el gatillo, no existe vuelta atrás. Ahora por fin entendemos que todo esta historia no iba de una suerte de gato y ratón, sino de león y leona; no hay violentador y violentado, ambos juegan los dos roles y ambos se hacen daño. O por lo menos esto pensaría si estuviéramos hablando de la historia de la realidad ficcional, puesto a que en ningún momento es aclarado que la historia de ficción ficcional, ha sido concluida.

El lamento sigue:

Y emprendiste así tu huida

Y yo corrí a mi habitación

Y mezclé en una cuchara

El polvo blanco y el marrón

Y con la sangre aun resbalando

Te llamé desde ese hotel:

"Por favor, entiende que algo no funciona en mí muy bien"

Y al otro lado te oí llorar, y yo seguí, y no colgué

Y me suplicaste

"Déjame de una vez, déjame de una vez".

 

Encontramos el punto más desastroso de la pareja, la guerra ha sido perdida en ambos frentes, y mientras uno huye en pánico, el otro se encierra en su miseria y emprende el inicio de un suicidio no sin antes seguir lastimando al otro y el otro, ya sin energía, sin ánimos, solo suplica la rendición.

Como cuando pasan las explosiones, nada vuelve a ser igual, la guitarra sucia se queda el resto de la canción, la voz se raspa cada vez más; jamás vuelve la paz.

Las ultimas estrofas nos hablan de por fin acabar con el dolor, por fin ser el violentado invirtiendo así los ciclos o recurrir al suicidio del personaje como forma de redención de culpas, de acabar con el dolor, de «obtener la santa paz que en vida no gocé jamás», cerrando el ciclo de sufrimiento para la pareja, pues hasta que uno muere, todo solo se trata de morir o matar.

Nacho Vegas es un compositor que ha sido ignorado por mucho tiempo por muchas personas, sin embargo, el talento de este señor para crear historias y personajes trágicos es innegable, esto apegado a su peculiar timbre de voz y forma de cantar, nos hablan de un artista que no solo entiende la condición humana ante el sufrimiento, la ha vivido y por lo tanto la ha asimilado. Espero en el futuro seguir hablando de canciones de Nacho Vegas y de otros artistas de escenas locales con propuestas interesantísimas, mientras seguiré escuchando música y leyendo antes de la «santa paz».

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