ECOS DE HABITACIÓN | Sergio H. García

 


Ecos de Habitación:


Leemantour: en Más ayer que hoy

Sergio H. García


Hace un par de días la plataforma de streaming de música y podcast: Spotify, sacó las famosas historias de recuento de canciones y bandas favoritas del año. Este año mi preferencia osciló bastante; no solo fue el, arraigado desde la adolescencia, Rock, sino que se integró Bandas Sonoras de películas (porque #Mamador), Meditación (porque #HippieNewAge), Banda (porque #Costa y #Norte); y entre mis bandas favoritas brillo una banda joven, si la comparamos con bandas que tienes décadas, y cercana, si asociamos que somos del mismo estado: Leemantour.

Aún recuerdo la maravilla recorriendo por mi cuerpo cuando, en alguna ocasión, en algún café de la ciudad de Guadalajara, se escuchó una rola de esta banda. No solo fue este sentimiento de nostalgia y amor por el terruño, sino que, desde que los conocí, Leemantour se convirtió en una de mis bandas favoritas, que me ha tocado ver crecer desde la solemne distancia de las redes y que con cada producción nueva, me tienen ahí, metido en Spotify o Youtube, escuchándola sin parar. 

Leemantour es, en mi ajena al medio y sesgada opinión, una de las bandas de rock activas en Nayarit con mayor trabajo dentro de su concepto musical; ellos saben muy bien y tienen en exceso trabajado a qué y cómo quieren sonar. Y este esfuerzo de búsqueda de su propia voz es algo que se ha notado y caracterizado desde el primer EP de la banda: Más ayer que hoy.

En esta obra de apenas 4 canciones, se nos revela a obturadores largos la calidad de músicos, de letras, y de conceptos artísticos dentro de la formación compuesta por 4 morros (Batería, guitarra, bajo, y guitarra y voz) de un Tepic, quizás no aislado, pero un tanto ajeno a los movimientos del resto del país, encontramos que una de las grandes virtudes de Leemantour es el uso de los ritmos alterados, modificados o simplemente cambiados, como un recurso de matiz y textura dentro de la música. Porque si algo debemos destacar es que la música de Leemantour es de textura, donde la voz (dejando a un lado el discurso de la letra que también es muy interesante) se vuelve una amalgama más dentro de la obra musical.

 

El abismo

 

El abismo es la primer canción del primer álbum; su carta de presentación. La rola empieza con una batería marcando en bombo y tom de piso a corcheas, mientras una guitarra con Overdrive (quizás Fuzz) con mucha ganancia toca una figura que se repite por lo menos 4 compases hasta que aparece otra guitarra con un solo rasgueo y un pequeño solo que dura un par de compases más y desaparecen del casi todo para dar protagonismo a la voz, la batería y el bajo.

La voz canta:

En el abismo
Luchando por localizar por fin la luz
Donde me encuentro
Tan sólo es un recuerdo aquel cielo azul
¿Cómo iba a saber
Que demasiado al norte se vuelve sur?
Volví a caer, volví a encontrarte
Irónicamente, buscando a alguien que no fueras tú

De primeras instancias la letra nos habla de un personaje que se encuentra perseverando por localizar el camino hacia restablecer su vida como antes la conocía. Uno intuye que al personaje lírico le ha sucedido algo que cambió en general sus formas de afrontamiento y lo llevó al abismo, como lo menciona el cantante. Hay una cosa, quizás un poco más interesante en esto: En el quinto y sexto verso el personaje lírico se cuestiona a modo de justificación «¿Cómo iba a saber /que demasiado norte se vuelve sur?» como si el salir del abismo se encontrara en la misma calidad frenética y desesperanzada de cargar una roca por una montaña y después verla caer y empezar de nuevo; como si tratar de volver a la normalidad (a lo que sea que consideremos o fuese su normalidad) fuera una tarea de Sísifo; una tarea absurda.

En el último verso se nos revela que el abismo es un «Tú», un alguien que lo transborda y se convierte en su abismo y la ilusión del cielo azul y el aire danzante de la superficie.

Se da un puente musical en el cual se sigue quedando el bajo tocando al mismo tiempo dos cuerdas o quizás acordes, junto con la batería repitiendo un redoble en toms y cayendo al coro de dicha canción.

La voz canta:

Y aunque lo intente
No puedo explicarte como duele saber
Que no hay salida
Y recordar que alguna vez
Sentí la brisa de la ingenua libertad,
Libertad que nadie quiere conservar
Como si el libre albedrío
Fuera tan sólo una enfermedad... Enfermedad

El coro afirma lo ya mencionado: El salir del abismo, el superar a ese «Tú», se podría convertir en una tarea Sisífica, y lo es en esta canción en gran medida, pero al final de coro se nos recuerda a modo de sátira que el libre albedrio no es una enfermedad, no es un una opción; es una condición que nos pertenece desde el nacimiento hasta el respiro final. Por lo tanto, esta tarea absurda es también nuestra elección. 

La canción continúa con matices y cambios de ritmo y tiempo; con cambios a la par de la letra cuando parece que se repetirá lo mismo, pero hay una palabra, un gesto lírico, que cambia todo y lleva a nuevas evocaciones.


 

Icarus

 

Icarus inicia con una guitarra con mucho menos distorsión que en la canción pasada pero con la misma intensión de crear motivos durante el intro. En esta ocasión la guitarra crea una procesión de 4 acordes que repite durante 8 compaces: 4 acompañada de la batería tocada con Tom de piso y caja, y los siguientes 4 por toda la banda. Después del octavo compás todo se reduce a una batería bien marcada, una guitarra tocando acordes con quintas y palm-mute y un bajo, de igual forma tocando a la par de la guitarra, y la otra guitarra dando un rasgue simple en los acentos.

La voz canta:

 

Tienes
Esa muy vieja costumbre de pensar que no lo haría
No pensaste que lo haría jamás
Siempre creyendo que
No me convenía dar un salto de fe
Hoy dirías que lo pensaste cada día, lo sé

 

Aquí se nos presenta la situación de un personaje lírico molesto, donde a forma de lírica reclama a alguien que no confió en él o que quizás no temió lo suficiente o jamás pensó que esta persona se alejaría.

Se inicia un puente musical donde las dos guitarras se sincronizan en los acordes trocados con los acentos y las figuras después de estos. Se canta el estribillo:

 

Ni el intenso calor
Por volar tan cerca del sol
Ni la caída borrarán
La sonrisa amarga-vidas que va
Volviendo azul el tornasol
Y tus hábitos te dejan caer
A merced de la fría y dura tierra cruel
Que te abraza en la inconsciencia

 

El reclamo continua: el personaje lírico le reclama a la otra persona lo obstinado se la actitud malsana cuando le dice que ni el calor, ni la caída le borran la sonrisa que amarga las vidas y que priva de colores al tornasol, dejándolo solo en azules fríos.

Volvemos a la parte musical con la misma procesión de acordes del puente, hasta que se apaga todo por un segundo y sentimos la caída de Ícaro que es rescatada por una guitarra que luego son dos guitarras tocando en un tempo distinto, más tranquilo, con otras intenciones. Inicia un solo pequeño de guitarra tocado en la escala de blues y la voz vuelve a aparecer, ahora más lenta, como pensando o cayendo en empicada:

 

Parece ser
Que el laberinto lo llevabas bajo la piel
Tan evidente lo que creías un secreto
Por dentro eres de concreto, lo sé
Y otro ingrediente de tu irritante sonrisa
Por la pendiente se va

 

Se pesa el personaje lírico; sabe que el monstruo siempre estuvo ahí y que nunca lo vio, pero ahora que lo ha visto, se va por la pendiente.

Entra un solo que sería para un pecado trata de describir, solo diré que lo disfruten y lo vuelvan a disfrutar; vuelve el estribillo y se remarca el reclamo y la ira.

 

 

 

Simplemente

 

Esta canción es quizás la que tiene un mayor valor lírico dentro del álbum, porque en ella se muestra de forma fonética cómo trabajan los encabalgamientos, que son un recurso métrico para versificar rompiendo la frase para que esta tenga la medida justa del tiempo necesario para que la canción pueda seguir siendo rítmicamente cantada.

La canción inicia directamente con la voz cantando y acompañándose con una guitarra con Overdrive. Se canta:

Ya no hay mucho más que decir lo

sabes todo sin mencionar

que no estás aquí-y

los pensamientos solamente-so serán

Un tú y yo
Llegó a existir en mis más profundos

sueños
Quizá es cuestión de esperar
Pero si el mundo
Me deja claro que no soy

lo tuyo simplemente vuelvo a soñar

 

El personaje lírico se nos presenta con un tema al que todos nos hemos enfrentado: el desamor, o más concretamente, el amor que no se consuma, el amor que ni siquiera se inicia y que no se cierra con tres candados, sino que simplemente queda la posibilidad de seguir soñando. Algo que se destaca de esta parte de la canción es que hay voces que entran y salen de escena haciendo una dinámica de armonía disfrutable y que recuerda incluso a los boleros; y el bajo haciendo sutiles pero lindas líneas que nada entre las melodías de las voces.

Se da una pausa, las guitarra pasa a un palm-mute por un par de versos y todo explota: las guitarras pasan a rasgueos más agresivos y alargados, el bajo crea figuras con mayores rítmicas y la batería marca en crash y ride con agresividad. La voz no se queda atrás: se canta desde la garganta a punto del desafine o del «gallo» pero dándole un estilo agónico a la canción muy ad hoc con la letra. La voz se desgarra:

 

El cliché que me ha comido vivo
Enteramente soy otro estereotipo
Del idiota sin camino
Otro idiota sin camino

Si el camino…

 

El personaje lírico se sabe un cliché: el típico músico enamorado y no correspondido. El lugar común se cuenta solo, pero lo rescata al hacerlo consciente de su condición de lugar común y lo hace que se odie por eso, que tome su realidad y se sienta prisionero de ella. El estribillo se une con el siguiente verso donde la voz vuelve a su estado de paz y las guitarras también habiendo ligeros cambios:

 

…hacia ti está más que perdido
En nuestra o en cualquier realidad
Y que aburrido
Es darte cuenta de que hoy ha nacido
Otra estúpida canción de las que inundan los oídos.

 

El personaje se sigue lamentando por el no-amor es cualquier realidad posible y se molesta porque con esta canción, se inicia una nueva canción de amor. Es importante rescatar el valor satírico de esta letra, un valor que pareciera que se ha olvidado en la lírica en general, ahora todos son solemnes y tratan se trascender los sentidos a través de la palabra, y si bien esa búsqueda no es perversa por sí misma, gira la vista al final principal de la música y la poesía: entretener.

Entra un puente musical, después el estribillo con otra letra y la canción termina.

 

 

 

Tomahawk

Esta canción inicia de una forma muy similar con las otras dos anteriores (excepto Simplemente): una batería marcando una figura, que luego es tocada por una guitarra y luego aparece el bajo y la segunda guitarra haciendo un epic-solo. La diferencia es que aquí tanto rítmicamente, como melódicamente y armónicamente es mucho más compleja que las anteriores; es una típica canción rockera con una gran y acertada complejidad; es un gran inicio de cierre de álbum.

Luego la voz canta:

No es tan difícil notar
Envuelto en la algarabía
No han sido buenos días para mí
Y tal vez cualquiera diría
Que es solo un caso de pesimismo
Pero es en mí demasiado el cinismo
Para admitir
Que nada nunca fue muy bueno para empezar
No, nada nunca fue muy bueno

 

Ahora el personaje nos canta un pesar muy distinto a los otros, en este se le ve mucho más objetivo, pero con el mismo pesimismo visto con anterioridad. Ahora el personaje nos muestra las evidencias de su realidad donde se reconoce como un artista que no puede ser mejor, atascado en lo mismo y que no cumple ni siquiera con sus mismas autoexigencias. Me imagino al compositor pensando en la situación de un ensayo o grabación tocando algo que le gustó mucho y a día siguiente encontrándole fallas, subiendo sus estándares y reprochándose por no ser tan bueno.

 

Y todos los días
Comparten su color
¿Qué clase de escritor
Compagina tan absurdo guion?
Creo que me agradaba más ayer que hoy
Creo que me las he arreglado para dar lo peor
De mí

Es casi divertido
Imaginar que mi sentido común
Se ha dormido una vez más

 

Siguen las referencias a la frustración, a las obras que no nos terminan de llenar el ojo y a las autoexigencias. La prueba más clara está en el verso «Creo que me agradaba más ayer que hoy» (verso que por cierto nombra el álbum) y los dos siguientes «Creo que me las he arreglado para dar lo peor /de mí». Luego aparece las cinismo y la retórica al decir «es casi divertido» como diciendo «no me hace gracia pero es tan absurdo que da risa»; de nuevo omitiendo la solemnidad para tratar temas que podrían ser pesados. Esto le da puntos, muchos puntos a la canción.

La canción continua, se repite la letra y entra un solo que termina por acabar la canción y el álbum.

En este trabajo la temática principal fueron las relaciones: En el abismo trata de una relación que ya terminó y terminó tan mal que la otra persona se convirtió en el Abismo del cual el personaje lírico no puede salir; Icarus habla de una relación que de la misma manera terminó mal, pero que en esta ocasión el personaje lírico está bien con que haya terminado. Dos caras, quizás de la misma moneda; En Simplemente se toman las relaciones que nacen muertas y que solo queda la ensoñación para vivirlas; y por último, Tomahawk habla de la relación más toxica y de la que muchos que se dedican al arte no pueden dejar: la relación con el arte mismo, donde uno es su propio torturador. 

Mas ayer que hoy es el primer álbum de Leemantour una joven banda nayarita que toma el rock para mostrarnos a todos una forma diferente (al menos dentro de la escena) de hacer música, donde las rítmicas y los matices son sus principales armas y se refuerzan con una madera para hacer letras, porque si algo, a estas alturas, he de rescatar de Leemantour es que su compositor, Edgar Vera, tiene oficio para escribir canciones.

Espero seguir haciendo reseñas de las demás producciones de Leemantour y poder recomendarla hasta el cansancio.

 

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