Historias fantásticas desde un hexágono|Patricia Acosta



El Ogro

Por: Patricia Acosta Tinajero


Los relatos ogrescos constituyen parte importante del imaginario popular. Cuentos, leyendas, e incluso películas, no han logrado agotar la fascinación y el miedo hacia este personaje. Pero ¿Cómo surge y desde cuándo?

La Pascua, a principios del mes de abril, se caracteriza por ser uno de los periodos rituales que, junto con Navidad, San Juan y San Michel, conmemora, de manera simbólica, el inicio y el final de un nuevo ciclo.


El combate entre don Carnaval y doña Cuaresma, 1559 por Pieter Brueghel el “Viejo”.

Los sacrificios de animales y posiblemente humanos mantuvieron una función análoga que representaba la inmortalidad de los ciclos de la vida y la muerte. En la eucaristía el sentido simbólico del sacrificio permanece y se personifica de la siguiente manera:

—Tomen este pan y coman, este es mi cuerpo.

Luego tomó la copa y después de dar gracias se la dio a ellos, y dijo:

—Beban todos de esta copa, porque esto es mi sangre […].

-Mateo 26:26-30


La comunión junto con la Pascua nos habla de un antiguo ritual sagrado preexistente donde el consumo de la carne era visto como una suerte de renovación temporal que dotaba de sentido a la sociedad entera. La práctica antropofágica de comer la sangre y el cuerpo de dios convertido en hombre reviste un sinfín de mitos antiguos. El ejemplo de canibalismo por excelencia lo podemos encontrar con la célebre historia del dios Cronos quien devora a sus propios hijos para evitar ser destronado. Chronos para referirse al voraz y destructor tiempo.

Saturno devorando a su hijo, 1820-1823 por Francisco de Goya


 El consumo ritual y sagrado de la carne marcó también las prácticas de las brujas, ahora estudiadas como manifestaciones de antiguas creencias y ceremonias precristianas.

Burchard de Worms, durante el siglo XI, denuncia ciertas prácticas donde detalla:

“Muchas mujeres matan con armas invisibles a cristianos bautizados, comen su carne y sustituyen su corazón con un pedazo de paja o madera. Posteriormente, la víctima resucita”.

Es en este momento de la historia donde la figura del ogro o la ogresa será plasmada también en la iconografía diabólica a través de las “fauces del infierno” durante toda la Edad Media europea. Numerosas casas e iglesias de aquella época revisten hasta la fecha detalles ornamentales donde se puede apreciar a un gigante (llamado “Engoulant ”) que traga a las almas que pasan cerca de su boca.

El establecimiento de la cuaresma, a posteriori, como un periodo de preparación a la pascua y la prohibición de comer carne responde a la necesidad de contrarrestar los excesos del festín y el comer desmedido propios de las antiguas celebraciones locales. El ogro gigante personifica él mismo al inquietante glotón universal del carnaval.


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