El misterio de Carados|Las rebeliones del sur|Sigfrido Viguería Espinoza
EL MISTERIO DE CARADOS
LAS REBELIONES DEL SUR.
El
ideal de rebeldía y lucha en el sur de nuestro país.
Por Sigfrido Viguería Espinoza
La construcción de la historia y la identidad de los pueblos nacen y permanecen en el tiempo según la memoria literaria que develan los protagonistas y testigos de las mismas.
“El misterio de Carados. Las Rebeliones del Sur” es una muestra de la constante reinterpretación de nuestra cultura mexicana. Su autor, el pintor y novelista Héctor Nava Moreno; oriundo de Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, nos trasporta al sur de nuestro país, a través de una historia ensimismada en el onirismo y el enigma.
El argumento de esta obra literaria es
manipulado por un narrador omnisciente que conoce, siente y proyecta la
angustia y enajenación de nuestro mundo “moderno”. El episodio actual de
nuestra mexicanidad acosado por nuestras circunstancias históricas es presentado
por una serie entrelazada de historias de vida que convergen en un micro
universo alejado de la despersonalización humana. Este ideal es “Carados”.
Carados, un espacio y tiempo que recupera la espiritualidad y armonía con
nuestro cosmos. “Una población alejada deliberadamente de la civilización
tecnificada”[1].
La historia de la novela es un rompecabezas, no intente el lector decodificarla linealmente. Los acontecimientos y biografías que se pudiesen encontrar, son un constante regreso hacia atrás, al pasado. “Es un eterno mirarse de regreso”, para adquirir conciencia y reconocimiento de nosotros mismos.
La síntesis del argumento en la obra nos refiere a Tashi, un investigador social de origen hindú que ha llegado a México para realizar estudios antropológicos y sociales. El joven ha llegado a las tierras del sur en el Estado de Guerrero para descubrir en primera instancia sus costumbres sin saber que encontraría el motivo auténtico de su identidad.
La novela comienza con el viaje de Tashi
y Juan el guía; hacia Ajuchitlán, sin embargo, en un cruce de caminos, Tashi
pregunta a dónde lleva el camino de la izquierda, el guía le responde que lleva
a “Carados”; sin embargo, le advierte que ese lugar es misterioso y que los
visitantes son desaparecidos por Berna, el “Chamán de Carados”. Tashi hace caso
omiso del consejo del guía y confiesa sentir una enorme atracción por ese
camino.
Tashi es cautivado por la belleza y sobriedad del lugar. El motivo más sublime en Tashi es el encuentro con Senhi, la princesa de Carados, hija de Berna, chaman de ese pueblo. Ese ambiente de ensueño y las enseñanzas de Berna, harán que Tashi descubra sus orígenes en la India. Los cantos angelicales, los símbolos de ese viejo templo prehispánico responden paso a paso la identidad que busca el joven. La reencarnación, la proyección universal de la vida fuera de un tiempo e insertada en el instante, le provocan a Tashi querer quedarse ahí, ya que pensaba que hacía tiempo, ya había estado en ese lugar en otra vida. Era el momento del regreso.
El desencadenamiento de las acciones en
la obra se inicia cuando Tashi descubre por Berna que su llegada ya habia sido
anunciada. Esta acción profética le llevara al protagonista a descubrir su
inesperada llegada a Carados.
El narrador rompe con esa abstracción espiritual y confluyen por su voz una serie de historias ligadas a vida de Tashi y su regreso a Carados.
La vida de Tashi se une a la de Lucio C.
arquetipo del héroe romántico que lucha por su pueblo en busca de la justicia y
la verdad en contraposición a la opresión social que vive México desde tiempos
inmemoriales. Ambos son un ideal. Uno guiado por la insurrección, el otro
llamado a descubrir su identidad y encuentro consigo.
Para descubrir el paralelismo entre
Tashi y Lucio C. El lector encontrara las historias de: Bartolomé (padrino de
Lucio), de Daniel “El Agrarista”, de Honorio el amigo de Lucio, de Morio
Cipriano el brujo malvado, arrepentido; de J.K Andrade. Así mismo se encontrará
el lector con otras micro historias que proyectan las anteriores. La historia
de Jony, admirado por su Lucio desde su niñez. Las vidas distantes y
reencontradas de Berna y Bartolomé en su lucha social. Los dos conscientes del
problema tomaron caminos distintos. Bartolomé intentando la insurrección y
Berna por el camino de la espiritualidad y el aislamiento.
Como en toda novela las historias de amor son motivo de supervivencia. El lector descubrirá a tres mujeres, Siddhi Helena, la maestra Genoveva y Senhi, la princesa de Carados, las tres encausan a Daniel “El Agrarista”, Jony el soldado retirado de la Guerra de Vietnman y Tashi el incansable buscador de si mismo a descubrir la causa de las luchas sociales, la verdad, la justicia y la felicidad del reencuentro.
Todo este ambiente atmosférico hará que el lector viaje a: Ajuchitlán, San Miguel Totolapan, El Cuitil, Taxco de Alarcón, el mítico Xochitepec, la Sierra de la Consentida, Tierra Caliente; donde inesperadamente e inexplicablemente aparece Carados. Todos arrastrados por su destino inexorable se irán quedando lentamente en esos lugares. El único que llega a Carados es Tashi a través de la muerte.
En su reencuentro con Carados, Tashi deberá descubrir que en 1718 presencio la construcción de la Catedral de Santa Prisca y la revelación de la fundación de Taxco por Don José de la Borda. De su llegada a Tixtla y el descubrimiento de las luchas de independencia por el caudillo Vicente Guerrero.
El protagonista desciende paulatinamente al reencuentro con su imagen cuando baja al “túnel del infierno”, como lo hiciera antiguamente Dante Alighieri para buscar a su amada Beatriz. Tashi baja al infierno y descubre su antigua personalidad, una vez reconocido, desea redimirse buscando a Carados para reencontrarse con su princesa Senhi. Pasado el trance sigue con entereza el destino que lo llevara a la muerte.
Por fin encuentra Carados, después de vagar confuso en los límites de la fantasía y la realidad. Ese umbral le permite descubrir su anhelo y poseerlo a través de su muerte. Muerte transitoria en el regreso al mismo lugar a donde había llegado, Carados…
La novela empieza y termina en donde mismo. Ese árbol misterioso donde había un camino empedrado que se perdía lentamente. Un cruce de caminos, como en “Pedro Páramo”, donde el camino de izquierda lleva a Carados, un espacio- tiempo donde la muerte, la reencarnación, los ciclos interminables, las profecías, los muertos y la vida… siempre regresan.
La muerte el motivo más poderoso, el que
causa esperanza, lucha, deseo, reencuentro. Es descrito nuevamente como parte
de nuestra cultura nacional. Un ritual, una leyenda, un mito siempre volverán,
como en este caso a decirnos simplemente como ese corrido añejo, ¡Si para morir nací!
[1] NAVA MORENO, Héctor. “El misterio de Carados. Las rebeliones del
Sur”, Talleres Gráficos Arte Digital, Nuevo Casas Grandes, 2006, p.8
Sigfrido Viguería Espinoza es nacido en Nuevo Casas Grandes, Chihuahua. Sus primeros años de vida, criado en la Ciudad de México y Chicoloapan de Juárez. Estudio literatura en Chihuahua, capital. Licenciado en Letras Españolas por la UACH. Tiene estudios de maestría en educación y doctorado en pedagogía critica. Es profesor de literatura y etimologías en el Colegio de Bachilleres y asesor académico en la Normal Superior de Nuevo Casas Grandes. Escribió como colaborador en El Diario de Nuevo Casas Grandes. Tiene publicaciones en la revista literaria Hambre, en el podcast El buen Cruel, Diario Digital Aguapretense. Ha publicado en semanarios y revistas literarias como Nosotros, Metamorfosis y Letra Nostra. Es promotor cultural y académico en Normal Superior José E. Medrano R, UACJ Nuevo Casas Grandes y UPN Nuevo Casas Grandes. Dedica su tiempo a la literatura, la discusión académica y el canto lírico. Publica constantemente ensayos y poemas en medios impresos y electrónicos. Su trabajo poético actual esta compilado con otros autores/as en dos antologías: Donde la muerte enseña a vivir a los muertos y Para que mi voz te cubra. Además, tiene una columna semanal llamada Utrora en Estilo Mápula, revista chihuahuense de literatura.
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