Muestra Poética | Jesús Sánchez Moreno

Anatomía del Silencio



Hay palabras que colocamos en el dolor

–como agujas o cuchillos– y

a pesar de los años, aún abren la carne;

tejen sus puntadas en ese corazón

que la ira destinó a una mala cirugía

–como si alguna vez existiera una disección puntual–.

Quedan enormes trozos por unir,

desatinadas simetrías que alguna vez fueron palabras.

Sobrevive el remordimiento, la sombra en la boca,

un corte para remendar,

para sanarse en la mudez de la furia enjaulada en el pecho.

Hay un odio que nos parte como un hacha.

Aún cargo conmigo,

trato de sostener las marcas de mis huellas.

Hay tanto de toda esta culpa alojada

en los dientes

  tan adentro.

Procuro perdonarme:

más que dictar tregua con los fantasmas de los otros,

hacer lo correspondiente:

zurcir las cicatrices del rencor propio

para desenmarañar los hilos que son mis venas y mis pulmones

cuando me enfrento en la soledad contra tantas bestias

en el aparador

de mi cuarto.

 

Hoy quiero pactar con mi lengua

las palabras que sobreponemos al amor

o las pérdidas,

para aprender de ellas en La anatomía de la ausencia

que traspapelamos en el olvido,

pronunciarlas

sólo a veces –quizá

sólo esas veces– cuando las perdone el tiempo.

 


Criaturas para diseccionar



Siempre tengo hambre:

  un animal en el interior

que se me desborda; las fauces

cuando todo ennegrece.

Hay tanta sed

                      de un agua turbia,

un temblor en la boca;

y es así,

en momentos se bebe

hasta que se escalda la lengua.

Hay tantos fuegos,

ganchos o hilos en los labios.

Un Titiritero que nos dice qué decir,

qué pasión conjurar,

          acaso si debe de cosérsenos la culpa.

Frente a Él somos

criaturas para diseccionar

–taxidermia indistinta–,

    organismos

siempre preparados sobre la plancha;

la epidermis

extendida y dispuesta ante el bisturí del deseo.

Hay cuartos

y cuartos con el olor de la creolina, el alcohol

y el agua oxigenada;

unos guantes quirúrgicos,

batas y cirujanos...

        El bip. Bip. Bip. Biiiip...

Es el tic-tac de la bestia,

una espiral de agobio.

Del fémur se nos escurre la muerte.

Un espécimen de sangres

enredado

cada vez más

en los hilos

de un escenario invisible:

–el livor mortis

los tejidos desmembrados

que en la gravedad

ya no

se sostienen

        del cuerpo,

sino de los alfileres de un Dios

tajado

y desnudo sobre un cristal.

 

Es la herida que jamás sutura

cuando el ser que va a morir se entrega a su destino;

semen estéril;

el Hombre se nos cuela bajo la mugre de las uñas:

la Bestia se nos ha de escurrir por los puntos.

 

El coito es

similar a una terapia intensiva.

Después de la anestesia

revivimos como animales castrados.






Jesús Sánchez Moreno (Acapulco, 1994). Es Licenciado en Creación Literaria por la UACM. Ha publicado en las revistas: Ágora (COLMEX), Espora (UDLAP), Punto de partida (UNAM), Campos de plumas, Interliteraria, Página Salmón, Nocturnario, entre otras; antologías: Versos a la luna y Versos en el aire IV (Diversidad Literaria, Madrid; 2015 y 2016) Nido de poesía: Segunda generación (LibrObjeto, CDMX, 2019), Trazos tórridos (Ediciones Afrodita, Buenos aires, 2020) y Desfile de Poetas II (Fundación Antonio Alatorre, Jalisco, 2022). El silencio es un animal (LibrObjeto, CDMX, 2021) es su primer poemario. Logró 2° lugar en el Concurso de Creación Literaria del XVII CEEECIIL de la UAM-I y fue finalista en el 1er Concurso de Poesía Emergente Antonio Alatorre.

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