Muestra Poética | Roberto Sanabria


CUATRO POEMAS


I.


Heme aquí

miro al fondo del pozo de los deseos

              busco un poco de compasión

El agua reverbera en un reflejo ilusorio

Distingo extraños rostros transparentes

                        inmunes al paso del tiempo

La hondura se convierte en un televisor 

encendido

En un monitor computarizado donde 

mecánicas redes

                atrapan   peces   aletargados

Descubro mi rostro en el ciberespacio

mi cuerpo entre el embaucador deleite de los 

caminos de neón

Convendría clausurar este pozo

                ya se han ahogado demasiados 

inocentes                                   

 


 

II.


No quiero limitarme a ser techo

almidonado por el furor nocturno

pequeño espacio con restos de mares y 

naufragios

Pretendo seguir el viaje que inició

con un cálculo inocente que devoró los años

No puedo

Soy un celador con anteojeras

Ahora me limito a observar los afanes ajenos

La piel se me adormece mientras observo 

bocetos de la montaña

                 y la fugaz lozanía de la pradera         

No quiero ser otra foto en el buró de

los recuerdos importantes

esos que ya todos olvidaron

El follaje crece apático 

No hay quien cierre la puerta y detenga la 

oscuridad

El carcelero se ha jubilado                      y nadie 

quiere ocupar la vacante

Todos los condenados             reunidos sobre el 

último rayo de luz 

intentamos brillar juntos

como si la inocencia fuera posible

 


III.


Camino en el arroyo seco

donde antaño abundaban puentes

                                                   ahora demolidos

La imagen de mi odio ancestral es inservible

su huella se borró con los primeros 

impactos

Con mis manos             otrora beligerantes

intento dar consuelo a mis heridas

He tirado las armas           aligerando mi carga

Ya no es necesario estar alerta

No hay trinos           ni murmullos

No hay gritos de victoria

No hay letanías            ni alborozos

hace tiempo que el silencio domina este falaz 

imperio           

Recuerdo vagamente el trueno y su mortífera 

consecuencia

la flecha y su hendidura

el golpe artero y su cráter deletéreo

Mi centella y mi escudo ya nos son preciadas 

posesiones

Su lugar lo ocupan el sudor           y la mortaja

Alegoría de un sueño que acabó

apenas recién empezado el ritual

      del fuego

alimentado por el miedo y la jactancia

todo fue tragado por su gula indigesta

por su insaciable avidez de sacrificar al 

diferente      

Sólo queda esta brecha

            que recorro en silencio    

entre sepulcros y cenizas

Ya no tengo temor

Me queda esta serenidad agobiante

Soy el vencedor pírrico                     

poseedor del último reducto del imperio

Lo conseguí                                                   por 

fin      

              todos   estamos    fatalmente   de   

acuerdo

La paz reina en este sagrado recinto de 

humanidad.                                   

 



IV.


Olvidé lamerme las heridas

Aun así

     sanaron

Una tenue línea rosa cubrió la llaga

Los gusanos observan.

 

 

    


     


Roberto Sanabria. Originario de Pachuca, radica en el Valle de Toluca. Maestro y Abogado, Diplomado en Creación Literaria por la Escuela de Escritores del Estado de México. Experimenta en distintos géneros de escritura, principalmente en poesía. Ha concurrido a diversos talleres y encuentros literarios y publicado textos en antologías, revistas y el poemario “Onírica Plegaria” en 2019.


                                                              

 

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