La cuarta dimensión | Pol Eldritch


Insane in the membrane


Queda prohibida la reproducción de esta obra.

Esta publicación está subsidiada por la mayoría

de los mexicanos, sin ustedes no sería.

¿Es o no es una disciplina?

Mantiene un ritmo a pesar de los cambios,

crítica al yo, al enunciante,

deconstruye cómo escriben las personas.

No es solamente un texto,

si no un objeto: una receta de cocina.

Queremos una máquina de hacer palabras,

una beca que debería de ser un sueldo.

Una voz que despierta, un librero bien ordenado,

una batalla para distinguir entre imaginación y

realidad.

La herida más lacerante

sin ser catártico;

el ritmo que tiene es extraño,

la forma de citar da un estilo.

¿Es esta la escritura

que nos da de comer?

Sigo pensando.

Hay autores que escriben dos líneas,

les encanta y eyaculan solos.


Hacen rompecabezas.

Desean salir vestidos

de mexicanos contemporáneos.

Me canso de oírme pensar.

Por eso juego con lugares comunes;

parrandear fuera de lo real.

¿De quién es la escritura?, ¿de quién?

Escritores con mayúsculas en masculino.

(Pregunta otra autora, una mujer bisexual.)

Nunca aprendí a creer en el futuro,

me daba desconfianza.

¿Y por qué la cara triste?

Dile a tu cerebro que cierre los ojos;

las abuelas arañas tienen un taller ultrasecreto

donde moldean poquito las reglas.

Respiran al otro lado del mundo, con frío.

Soy un ser trabajado por ectoplasmas de

Castellanos, Woolf, Garro, Lispector, Di Prima.

El musgo de una nube indica

que cualquier cosa en medio de la nada

se vuelve humo.

Ahora sé porque ya no me reconozco,

ni mi madre

muerta se acuerda de mí.

No tengo un refugio mental.


Las casas que sueño

están bajo el agua,

¡ojalá se derrumben

con las exigencias del mundo

y conmigo adentro!

No recuerdo siquiera

esta angustia cenicienta;

hoy sólo tengo espacios en blanco,

hormigas en el cuerpo

y flores de Bach.

¿Qué haces al momento

de leer estas preguntas?

Redactar un e-mail que diga:

No es viable compartir vacaciones en Chernóbil.

Desgajar una mandarina.

Actualizar profecías: recetas

para que la buenaventura

pase la prueba de cocción.

Compartir cadenas de contagio

y contratos leoninos.

La cuarta pared se sacrifica

para leer las transformaciones de un PDF

gratuito

en internet.





Sanación espectral


Hay un espectro que me atormenta

le llamo: memoria.

Promete etiquetas, aspirinas, bicicletas;

gozo, placer, arte canónico,

explosiones sobre la espalda

a la hora de los vulnerables

humanos de sentidos domesticados

El significado es lo que no se ve;

¿Esto a quién reivindica?

¿De qué manera?

En un vocablo existe y no 

el canto de miles de almas 

ahogándose en el mar;

objeto del deseo, 

producto simbólico:

promesa que me hice

cuando extravié a mi niño interior.

Remembranza de poder ser todo.

Quiero gritar,

pero me salen puras estupideces.

¡Ojalá pudiera quedarme 

todo el día en la sala!

Llevo varios días de regresar a casa

llorando mientras camino.

No me gusta llorar.

Me estoy negando a mí mismo.


Me da asco 

(ser) la comida del perro.

¡Qué coraje no ser más intuitivo!

Distinguir adentro de afuera;

cerrar y desplazar,

psicoanálisis

o enfermedad mental.

¿Usted diría 

qué hay mensajes subliminales

en lo que acaba de leer?

En ocasiones escucho a mi niño interno,

ayer lo sentí perdido. Sollozaba 

por lo agotador de esta relatoría.




El hábito de la introspección


Me gusta ver los charcos acumular lluvia,

extraer y encapsular cosas muertas

determinar su naturaleza, resentida o positiva,

construir imágenes con los espacios en blanco.

Sacar provecho de la historia en minúsculas:

pienso despacio, hablo sin propiedad.

Hago una lista de lo hecho en los días,

sin reflexionar.

Lo importante se escurre hasta el final.

Debe permanecer insignificante,

difícil de relacionar.

Algo se pierde en el cuerpo:

la mezcla de errores y oficios,

nombres y disparates

abandonados en personajes:

voces que se expresan con marcas.

¿Cómo me voy a nombrar ahora?

¿Voz azotada de regreso al futuro?

Perdí la guerra civil con el síndrome de Estocolmo;

plaga en la pitahaya, abstinencia sin aprobación,

casa llena de agua.

En una caja de fósforos caben

todos los utensilios del espacio formativo:

la gente y sus cuetes, 

la manera de justificar los errores;

la pérdida del estilo, la expectativa:

un documento histórico.

(¿Por qué el año fue tan malo?)

Voy por algo de cenar.

Dale cariño

a esta segregación del yo.

Desaparecer lo significante

para ganarte un lugar.



--




Pol Eldritch, autoproclamado tarólogo nacido bajo el signo de capricornio el tercer día del primer mes del año 1987. Exdirector del anti/proyecto Dipsomanía Poética, radica en uno de los municipios más corruptos del Edo. Mex. Cuautitlán. Autodidacta por convicción y malas decisiones, ha publicado en las antologías literarias "Otra vez Octubre" de Textual editorial 2015, en la tercera edición del "Torneo de historias mínimas: José Cantoral” de Endora ediciones 2017, “ Antologia Poeamarte” 2019. Cuenta con 3 poemarios publicados “Dipsomanía Poética, 2016”, “Residente del Asfalto, 2017”, “La cuarta Dimensión”, 2022. Ha participado en distintos talleres, así como en eventos culturales como gestor y escritor. Actualmente disfruta leer el Tarot como herramienta de búsqueda y expansión para la conciencia, así como el cultivo de todo tipo de plantas.






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