Postales | Yahir Aguilar
POSTALES: QUEBRANDO LA LUZ
1
Déjame a la orilla de tus palabras talladas en mi
memoria
por la punta de la navaja de tu voz
que guía mis pasos con una antorcha cruzando el
túnel de púas
por el terreno mojado de sangre desconocida.
Con tu sombra de miel desprendida de mi cuerpo
de
cristal
cambiamos de nombres cada noche dilatada
con tus manos de agua tocando mis heridas
incendiándose
volé desenfadado entre el filo del túnel
y las palabras ardiendo
entre tu cuerpo de agua
y mi sombra desprendida como costra
de la cicatriz del alma más grande que la nada
de la cicatriz de la mente más grande que la luna
de la cicatriz del espíritu más grande que la
noche
con el corazón latiendo más grande que el
pecho.
2
Alejándote de aquí
nuevamente se abren las heridas en los poemas
se levanta el sonido de una canción que odias
para volvernos un manto de paciencia inalcanzable
mientras nos quitamos las esquirlas de la espalda
al pensarnos desmenuzados por manos invisibles
para tomar el timón de las brújulas
que reman el barco de papel
que navegamos por mar abierto
cuando dejamos de imaginarnos
que el mundo entero es de los solos
de los pensamientos líquidos
derramados sobre los caballos galopando
por la pendiente de la colina
de una canción que suena amargamente en la radio
del auto derrapando en la última curva del cielo.
Alejándote de aquí
no hay nada más que entender
no hay más sitios donde no estés
no hay más sombras extrañas que atender
no hay nada más que puedas hacer por mí
lo de nosotros se fue de nuestras manos
como agua dulce entre los dedos.
Se me fue de los sueños al pensar que no volverás
cortando la siembra con tus ojos de miel
al vagar por el tiempo pensando entre el polen
de las voces que me trae un siglo de gritos
que de alguna manera traté de cavar
hasta el concreto
de las entrañas
para buscar el tesoro que se hunde
en el tiempo que nos consume.
3
Me sabes a una mañana oliendo a tierra mojada
a una noche ardiendo y sangrando en la
imaginación
a una ciudad despertando en las formas del
concreto
a un océano gimiendo por la humedad que
ablanda las piedras
a un gato feral saltando de una banca a tus manos
a una manía de acariciar a las nubes por las
mañanas
a un florero de plegarias que no olvidan mi nombre
a una noche con más estrellas que hombres en la
Tierra
a un destino coordinado por la abrupta caída del
lenguaje
a un viento que entra por la ventana al viajar sin
rumbo
a un rito de tierra mojada de los pueblos
olvidados
a un río de piedras bajando de una montaña
desconocida
a un ángel que agoniza vendiendo sus alas en las
carreteras
a una sed insaciable mirando el lodo en sus
botas
a un dolor encima del mismo dolor
a un aliento
sobre mí
sobre ti
sobre todas las formas
fumando a la hora de la lectura.
Tu sabor:
es como el de la cocaína en las encías
es como un dulce de tres dólares
es como el de un pueblo clandestino
es como una vida sin rencores
es como una lágrima ardiendo
es como una pradera que añoro
mientras
siembras un campo de flores oscuras en otra
galaxia
al ritmo de un rito arañando las nubes con tus
dedos de humo
cegando a tus ojos que se alejan al doblar la
esquina verde
sacudiéndose el viento que deja el rugido de tus
tigres.
Y siempre es así bajo la lluvia con un sol que no
calienta
cerca de la ansiedad de una palabra vacía
lejos de la muerte oprimiendo desde el alma
entre mis huesos hace frío
dentro de mí
afuera de mí.
4
El invierno abrió la puerta y quebró una ventana
en el horizonte
para que dance el hechizo con su tercer ojo
por tus poros abiertos como pasillos
por donde veo a tu corazón latir
quebrando la luz
los huesos de tu forma
mi forma de mirarte
la ansiedad de tenerte
de saltar como gato a los pasillos
y caminar en círculos junto a tu alma
y ronronear en tu piel
y respirar las orejas de tus demonios con paraguas
en medio de la tormenta de tu mente.
Es cuando me salvas de los terrenos baldíos de mi
cuerpo
con la punta de tu lengua dilatada
mordiendo mis pezones con tu saliva de Maple
mi oruga se convierte en una mariposa en tu
garganta
cariño, ahógate de amor
que me pierdo ardiendo en tus laberintos de
hielo
con los rayos de mi lengua provocando la tormenta
entre tus ingles
ensucio de pulque la miel de tu vagina.
Quedó claro que los demonios que desataron los
sueños
tienen sueltos los sueños en los hechizos.
Abordaremos las naves en llamas
después de tanto invento
mirando al costado
parpadeando incompletos
con la muerte guiñando como actriz de cine
con sombras engañándonos
que hay un amor anidando al final de nuestras
manos.
---
Comentarios
Publicar un comentario