Shimmer | cuento | Alejandro Vázquez Guerrero




Shimmer

En un mundo donde la rivalidad entre las grandes naciones se extendía más allá de los horizontes visibles, existía un reino olvidado llamado Auronova. Este reino, envuelto en una etérea bruma, permanecía anclado en el centro de una majestuosa cadena montañosa. Allí, en la tranquila penumbra de las alturas, se encontraba la legendaria fuente de energía conocida como el Schimmer. Se decía que esta sustancia poseía el asombroso poder de domar los elementos y preservar la armonía en el mundo. Pero el misterioso reino de Auronova, y su poderoso tesoro, solo se dejaban descubrir una vez cada década, cuando una mágica puerta dimensional se abría.

Dos audaces aventureros, Lirael y Varian, procedentes de naciones enemistadas, compartían un sueño que desafiaba las barreras de la rivalidad: descubrir el Fulgor de las Estrellas Perdidas y emplear su prodigioso poder para proteger a todos en su mundo. A pesar de las presiones de sus respectivas naciones, ambos albergaban la esperanza de que el bienestar común prevaleciera sobre la destructiva rivalidad.

La noche en que la puerta se abrió de nuevo, Lirael y Varian cruzaron el portal, sumergiéndose en el esplendor de Auronova, un reino distinto, donde las nubes, los ríos y las montañas se entrelazaban en una danza celestial. Una vez dentro, la misión de los valientes exploradores era clara: desvelar el paradero de la anhelada sustancia, una tarea que se mantenía velada por razones de seguridad. Sin embargo, su determinación no conocía límites.

Los habitantes de Auronova eran seres traslúcidos, con alas que relucían como cristal al sol del atardecer, y sus voces tenían el tono de una melodía que susurraba desde la tierra. Estos seres, se identificaron como los Custodios de las Nubes, actuaban como guardianes del Shimmer y les revelaron a Lirael y Varian las leyendas que rodeaban a esta fuente de poder. Según la antigua profecía, la sustancia solo se otorgaría a aquellos que buscaran la paz.

En el transcurso de su viaje, los aventureros entablaron amistad con los seres mágicos que habitaban en las llanuras, como las hadas del viento y los trasgos bosquinos. Estas criaturas mágicas compartieron con Lirael y Varian su conocimiento. «Ramas de árbol entrelazan tierra y cielo, así entrelaza espíritu, mundo y naturaleza». «Vidas van y vienen. Conocimiento y belleza, ocultos están».

Ofrecieron pistas sobre el paradero del elixir buscado. Las hadas del viento les susurraron secretos en el idioma de las brisas, mientras que los trasgos, con sus garras, dibujaron sobre el lodo el mapa que indicaba la ubicación aproximada. Por mucho que intentaron trasladar las líneas sobre el panorama, era imposible con sus instrumentos.

Tras varias raciones, bebidas y descansos, llegaron a lo que parecía ser un santuario incrustado al pie de una meseta. Un brillo carmesí los invitaba a explorar. Asombrados, descubrieron un vasto jardín suspendido sobre estalagmitas, de algunos emanaban cascadas de luz hasta un lago subterráneo, donde peces plateados y dorados ascendían hasta los jardines.

Aquel templo oculto, resultó ser la guarida de una sombra de voz profunda, la criatura no era más alta que ellos pero su presencia los hacía temblar. Cada que hablaba, sus oídos dolían, sólo al permanecer inconscientes lograron escucharlo. Su nombre era Wahr, a través de imágenes tradujo sus emociones y recuerdos. Auronova había sido escenario de cruentas discusiones por obtener lo que ellos anhelaban. Fue el exceso de violencia lo que obligó que cerraran sus fronteras.

A medida que los aventureros observaban los recuerdos de Wahr, su llanto acompasaba las coincidencias de las naciones. En el momento previo a que sus ojos abrieran, el latido de la cueva los paralizó; cada memoria había sido transferida a sus mentes. La confesión de Wahr era la inexistencia del Shimmer, más el poder concedido podría cambiar sus presentes.

El ser bañado en tinieblas resplandeció desde el interior en llamas doradas, los tejidos que vestían a Wahr se iban fusionando con las vestimentas de Lirael y Varian. Una vez terminado el ritual, observaron atónitos cómo las memorias del pasado cobraban vida sobre sus ropajes. Wahr dejó de existir sin haberse despedido, había cumplido el propósito autoimpuesto de no dejar que el pasado se repitiera, legando sus memorias y cediendo su poder.

El par de aventureros terminaron sus sollozos en un abrazo fraternal. Se comprometieron a utilizar su poder no solo para la paz entre sus propias naciones, sino para promover la unidad y la armonía en todo su mundo dividido.

Mientras Lirael y Varian se preparaban para abandonar el santuario de Wahr, una extraña y hermosa criatura emergió del suelo. Era una entidad preciosa, nacida del caos, el agua y la luz, su apariencia era una mezcla fascinante de la tríada.

Esta criatura tenía un cuerpo acuoso, formada por gotas de agua cristalina que chisporroteaban con destellos de luz dorada. En su interior había manchas negruzcas que recorrían su cuerpo sin detenerse. Su presencia irradiaba una sensación de paz y serenidad, y sus ojos brillaban con una sabiduría ancestral. Emitía un suave resplandor que iluminaba su alrededor.

La criatura se acercó a ellos con un movimiento fluido y gracioso, casi como si flotara en el aire. A pesar de su apariencia etérea, tenía una presencia tangible y reconfortante. La criatura comenzó a comunicarse con Lirael y Varian sin necesidad de palabras. Su voz era una mezcla de melodías y susurros que resonaban en sus mentes. De nombre Leben, les habló sobre su misión impuesta por el mundo: Proteger la vida y cuidar a los portadores del Shimmer.

Confundidos y agradecidos, acogieron a su nueva aliada antes de adentrarse en lo más profundo del mundo, buscando más respuestas para llevarlas de regreso a sus naciones.

Lirael, Varian y Leben, aparecieron hasta dos décadas después de su partida y una vez llegaron, destruyen el portal al instante. Ambas naciones se levantaron en contra de ellos, más agotaron cada munición sin haberlos tocado siquiera. En su estancia, los aventureros habían aprendido a emplear su energía de múltiples maneras.

Cada nación del mundo, aún las más pequeñas, intentaron quedarse con el poder que emanaba de ellos. Lamentaron la soberbia aunque la comprendieron. En un acto sin sentido para los presentes, Lirael y Varian se disolvieron en polvo estelar, Leben, invocó una feroz tormenta que dispersó sus restos en cada rincón del planeta.

Algunos lo notaron a los días, otros tardaron meses, pero eventualmente todos empezaron a tener los mismos sueños. Sueños donde veían criaturas traslúcidas, conviviendo en paisajes armónicos, mundos destruidos por la ambición ridícula de unos pocos. Los regentes no cambiaron de pensar aunque sus visiones eran las mismas, pero aquello no importaba.

Los sueños les permitieron adquirir una sola habilidad, la visión de la intención. El mentir, irradiaba una luz azulada, al sincerarse, era rojiza. No era algo tan fantástico o brumoso, y sin embargo, era suficiente. Los líderes azules fueron reemplazados con civiles rojos, al inicio era evidente su falta de liderazgo, más no pasó mucho tiempo, para que todos empezaran a cambiar. Los propósitos reales de los conflictos, al ser evidentes, se resolvían en cuestión de horas o minutos.Lirael, Varian y Leben, aparecieron hasta dos décadas después de su partida 

y u


na vez llegaron, destruyen el portal al instante. A

Alejandro Vázquez Guerrero. Escritor independiente autodidacta, con gusto por las letras desde los quince años. “Farakma” es mi primera novela de fantasía publicada en el 2023 por la ed. Cositos Cartoneiros.mbas a etérea bruma, permanecía anclado en el centro de una majestuosa cadena montañosa. Allímplear su energía de múltiples maneras. 

Cada nación del mundo, aún las más pequeñas, intentaron quedarse con el poder que emanaba de ellos. Lamentaron la soberbia aunque la comprendieron. En un acto sin sentido para los presentes, Lirael y Varian se disolvieron en polvtelar, Leben, invocó una feroz tormenta que dispersó sus restos en cada rincón del planeta.

Algunos lo notaron a los días, otros tardaron meses, pero eventualmente todos empezaron a tener los mismos sueños. Sueños donde veían criaturas traslúcidas, conviviendo en paisajes armónicos, mundos destruidos por la ambón ridícula de unos pocos. Los regentes no cambiaron de pensar aunque sus visiones eran las mismas, pero aquello no importaba. 

Los sueños les permitieron adquirir una sola habilidad, la visión de la intención. El mentir, irradiaba una luz azulada, al sincerarse, era rojiza. No era algo tan fantástico o brumoso, y sin embargo, era suficiente. Los líderes azules fueron reemplazados con civiles rojos, al inicio era evidente su falta de liderazgo, más noucho tiempo, para que todos empezaran a cambiar. Los propósitos reales de los conflictos, al ser evidentes, se resolvían en cuestión de horas o minutos.

 com jorgerascong@g

Comentarios

Entradas populares