Cuentos ferales para niños indeseados, Reseña, Ana Laura Bravo

 



Cuentos ferales para niños indeseados

Por más que los humanos destruyan, exploten y pretendan someter a la naturaleza, hay algo que nunca podremos imponerle: nuestra moral. Cuando una leona acorrala a una cría de antílope para clavarle sus colmillos en el cuello no se trata de maldad, de la misma manera que si una planta carnívora permite escapar a un insecto no es un acto de buena voluntad. Más allá del bosque, de la selva, en lo alto de la montaña o lo profundo del océano, el bien y el mal dejan de existir para cederle el paso a una ley superior: la de la supervivencia. De allí que la ideas como la de Rousseau de que el hombre es bueno por naturaleza resulten paradójicas: ¿cómo se puede ser bueno en un mundo donde no existe lo malo? Lejos de lo que llamamos civilización, allá donde las normas que supuestamente nos protegen y nos guían concluyen, lo brutal se mezcla con lo majestuoso, el hambre con el ingenio y los colores con el miedo a morir.  

A pesar de quienes buscan una moraleja en todo lo que leen, la literatura es la única invención humana capaz de contener y recrear el caos de la naturaleza que nos rodea, porque no todo lo que se escribe intenta dividir el universo entre lo que es bueno y lo que es malo. En medio de lo ambiguo, en el momento en que los valores con que fuimos educados pierden significado y el sentido común se vuelve obsoleto, allí está a punto de nacer una historia. Esas que nos replantean lo que conocemos, que se empeñan por llevarnos la contraria y que, como criaturas ferales, no se dejan domesticar por la imaginación.

Ese es el tipo de relato que nos encuentra entre las páginas de Beautiful Darknes[1], una novela gráfica de Marie Pommepuy, Fabien Vehlmann y Sébastien Cosset, quienes, a propósito de la moda coquette que se ha puesto en tendencia, combinan las acuarelas y el cottage con el absurdo de las rondas infantiles y el gore. Pero la oscuridad no radica en el contraste de la sangre y los cuerpos mutilados de las personitas miniatura que habitan esta historia, sino en que su apariencia de duendecillos aniñados, de mejillas rosadas y ojos brillantes, no nos advierte de su abrumadora indiferencia ante el sufrimiento de los otros. Y mucho menos de la crueldad de que pueden ser capaces. Desde una lectura maniquea sería fácil decir que en este libro no hay ningún personaje bueno, pero, al igual que ocurre en la naturaleza, Beautiful Darknes no se trata del bien y el mal, más bien, de cómo escapar a todas las formas de morir de los cuentos de hadas.

Se puede morir de hambre o con la garganta traspasada por el pico de un pájaro. También se puede morir de frío o incinerado vivo en la estufa de una cabaña. Y se puede morir ahogado, enterrado vivo, gritando en el vientre de un gigante o en silencio, sin que nadie lo note, acaso una viñeta omitida por los autores para mantener el misterio. ¿Por qué el cuerpo de una niña se está descomponiendo en la soledad de la intemperie, sin más testigos que las personas chiquititas, que salieron de sus adentros, y que se empeñan en sobrevivir en el despiadado exterior?

Beautiful Darknes es uno de esos libros raros que no se dejan querer fácilmente, que casi parecen empeñarse en ser desagradables y todo lo contrario a reconfortantes. Una lectura incivilizada sobre un mundo que desconoce de moralidad y de perdón, pero que sabe cómo provocar nuestra curiosidad y obligarnos a mirar esa escena en que alguien le recorta las alas a un petirrojo. Y es que si la literatura no nos llevara al límite de nuestra comprensión y de nuestras certezas, ¿de qué otra forma podríamos enfrentar nuestras pesadillas?



[1] En francés, Jolies Ténèbres, que se traduce literalmente como Bonita oscuridad, traducido al inglés y publicado en 2014 por Drawn and Quarterly, aunque la versión francesa fue publicada en 2009 por la editorial belga Dupuis.


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Ana Laura Bravo, es profesora de medio tiempo y lectora de tiempo completo. "Nací en el desaparecido Distrito Federal en febrero de 1994, pero crecí en otros estados, siempre buscando algún camino de regreso a la Ciudad. Estudié literatura en la Universidad Autónoma de Querétaro y en la Universidad de Tarapacá en Chile." Actualmente estudia la maestría en docencia y está desarrollando una tesis sobre la enseñanza de la literatura en los bachilleratos técnicos. Ha publicado en algunas revistas y escribió su primera novela, Volver al fin del mundo, con apoyo del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) de Querétaro, la cual se encuentra en proceso de reescritura.


La literatura es mi laboratorio de libertad y me gustaría que mis textos pudieran hacer que quien quiera que los lea se sienta escuchado.



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