Poemas sci fi de Gilda García




ALUCINACIÓN NACIONAL


El Ángel de la Independencia

vino a tomar café conmigo.

Yo estaba sentada

bajo la ensoñación devota

de un lunes cualquiera.

 

El serafín patriota se posó en el alféizar,

sus alas doradas

se izaban triunfantes al espacio electrificado.  

Aún no despertaba la urbe, pero la cocina,

resplandecía toda.

 

Con voz fuerte me anunció:

eres la heroína

que habrá de lanzarse

envuelta en la bandera.

Te despeñarás sobre otros cuerpos

en las fosas clandestinas.

 

Sus palabras fueron truenos

que azotaron la puerta.

El café mutó en riachuelo por el piso.

 

Ya soy heroína, dije.

Sobrevivo a mi nacionalidad,

con gestos prestados por la muerte,

a la peste distópica,

a los ciborgs represores de la milicia,

y a los ojos de buitres entronados en curules.

Todo ello

en medio de una selva de bits,

con quimeras masticando mis talones.

 

El angélico rostro, entonces,

se iluminó de sol,

sus iris me quemaron la conciencia

y con su mano,

de firmes inclinaciones,

puso la corona de laurel en mis cienes.

 

Luego

voló fragmentándose.

 

 


 

MI ENCEFALOGRAMA MUESTRA UNA SUPERNOVA

 

Desde antes del primer pulso

el universo ya era.

Soplo ingrávido que infunde energía.

 

Exoplanetas como testigos indiferentes

de torrentes de lágrimas.

Ríos de células muertas que no alcanzaron a ser ingredientes 

en las formaciones interestelares.

 

La humanidad como página de papel arroz

que, con un viento suave se deshace de vieja.

 

La biblioteca de algún satélite,

bajo el manto protector de Canis Majoris,

debe tener libros portentosos de muchas hojas,

habitantes sabios que llenaron horizontes de utopía.

Conocimiento aún vedado a la Tierra.

 

Estrellas muertas a miles de años luz

nunca oyeron nuestras plegarias

no palparon nuestra piel mortal.

Nadie en el brazo espiral de Sagitario

necesitó nuestra mirada de complicidad.

 

Somos irrelevante presencia de carne. 

Espíritus que ni siquiera conocen su futuro,

el universo todo, nos engulle con dientes de luz

somos masticados con lentitud.

 

Al paso del tiempo

coleccionaremos asteroides en los estantes

y quizá nos adheriremos al manantial oscuro

todo para continuar el viaje a través del vacío cósmico.

 

 

 

 

 

3 SCIFAIKU

 

 

Charco en la calle

piscina de aves robot

aleteos electrocutados

 

 

 Fin de la Tierra 

implota la humanidad

silencio eterno

 

 

  

Soledad negra

murmullo extraterrestre

La Tierra ignora

 

 











Gilda García Romero. Puebla, México (1979). Docente en áreas económico administrativas y escritora. Primer premio del concurso de poesía circundante de Ediciones Periféricas (2021) con el poemario “La Heredad de los Espejos”. Primer lugar del concurso de cuentos de ciencia ficción de la Feria Internacional del Libro Astronómica de la Universidad Autónoma Metropolitana (2021). Primer lugar del concurso de cuento “Iluminadas” de ciencia ficción organizado por los colectivos Especulativas y Las sin sostén (2020). Ha publicado textos en diversos medios en México, Colombia, Costa Rica, Perú, Ecuador y Estados Unidos.


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